■ Se arrepiente de hablar en exceso para “calentar” una contienda

“Soy el peleador de más rating, pero no tengo la culpa”: Arce

■ Ante Darchinyan sólo muerto bajaré del ring sin el cetro, advierte

Juan Manuel Vázquez

Al salir del camerino rumbo al cuadrilátero el tiempo se detiene para el boxeador Jorge Travieso Arce. El recorrido por el pasillo que conduce hasta la arena se vuelve eterno. Mientras avanza con su equipo nadie habla; por su mente pasan muchas imágenes e ideas, pero la más intensa es que esa noche puede ser su última pelea. Después, nada más existe ni interrumpe el momento, y disfruta la sensación de estar como nadando en la cubierta materna.

Cuando aparece en la arena llena de gente, repleta de luces y al compás de El Sinaloense, la pieza preferida de El Travieso, en ese momento nace a la vida. Se trepa al ring y con los puños en alto mira a su alrededor.

“Este soy yo, esto es para lo que nací, esto es lo que sé hacer bien y aquí me siento totalmente libre. Sólo estaremos mi rival y yo”, se dice a sí mismo mientras lanza un grito eufórico.

Así es Arce, un personaje que enloquece a la afición porque es el boxeador mexicano con más fama, debido a su amplia exposición en los medios de comunicación, que incluyen el reality show Big Brother y frecuentes apariciones como comentarista en programas deportivos.

“Soy el peleador de más rating –reconoce–, pero no tengo la culpa de saber hablar ante las cámaras, de saber venderme bien.”

Una fama que si bien le ha permitido cotizarse por encima de los púgiles en divisiones pequeñas también lo ha mantenido bajo la mirada crítica, lo que reconoce el mochiteco desde su guarida de entrenamiento en Temoaya, estado de México.

“Antes me preocupaba por lo que decían de mí, pero me di cuenta de que la gente es grosera y malagradecida. Hoy me tiene sin cuidado lo que digan, yo sólo trabajo para mí y para mi familia. Hace poco leí que cuando alguien habla mal de uno es por envidia y ésta es un tributo que rinde la mediocridad al talento.”

Sin embargo, admite, la fama alguna vez lo mareó y lo hizo cometer algunos errores que le acarrearon problemas. “No soy licenciado, sino un peleador que viene de la pobreza. Dale a un muchacho un carro del año, fama y dinero, ¡cualquiera pierde el piso! Hoy es distinto, soy padre de familia. He madurado a golpes, pero ahora estoy más tranquilo”.

Recuerda que aquel ritmo de vida y su entusiasmo por su actual esposa, Karime, lo llevaron a descuidar su carrera en los encordados y el precio que pagó fue demasiado alto.

Al enfrentar en abril de 2007 a Cristian Mijares para disputarle el cinturón superpluma del CMB, Arce terminó vapuleado; recibió tal castigo que su mánager, Tiburcio García, intentó convencerlo de detener la pelea.

“¡Si la detienen los corro, cabrones!”, los amenazó; “hablé de más y ahora voy a tragarme mis palabras. Dejen que Cristian se desquite”, les dijo.

“Soy un peleador con bastantes agallas, pero la vida cobra facturas. Hablé de más en esa ocasión para calentar la pelea, que se vendiera mejor para televisión y me fue muy mal, estoy arrepentidísimo de eso”, reconoce.

Ahora El Travieso se prepara para su mayor reto sobre los cuadriláteros: enfrentar al armenio Vic Darchinyan, quien vapuleó al propio Mijares, en disputa por los fajines supermosca de AMB, CMB y FIB, el 7 de febrero en Anaheim, California.

“Si llego a perder después de 57 peleas, creo que estaría pensando en el retiro. No porque esté acabado, sino porque no quiero pisotear mi nombre. Sé que si pierdo me voy para abajo, pero si gano me voy a los cuernos de la Luna”, dice Arce, y desafía: “Tengo que ganar a como dé lugar y sólo muerto bajaré del ring sin el título”.