¿La Fiesta en Paz?
■ El Zapata y su incansable evolución interior
■ Hoy parte plaza con Humberto Flores y Miguel Abellán para lidiar reses de Santa María de Xalpa
Ampliar la imagen Uriel Moreno, El Zapata, o la capacidad para dar espectáculo en los tres tercios, siendo él mismo en constante y comprometida evolución Foto: Archivo
En la primera etapa de la temporada grande 2008-2009, uno de los triunfadores que por su disposición y afán de agradar caló más hondo en el ánimo del público fue Uriel Moreno, apodado El Zapata, por ser originario de Emiliano Zapata, estado de Tlaxcala. Pero hay ocasiones en que el sobrenombre logra imponer a su poseedor un compromiso más allá de las palabras.
Con tamaño apodo, Uriel se ha caracterizado desde novillero como torero de carácter y lucha, con una definida ideología taurina –emocionar sin dejar de ser él mismo– y un dominio cabal de los tres tercios. A los 15 años lo hizo debutar como novillero Pepe Arriaga El Gitano, y con él anduvo otros tantos, hasta que consideró que debía seguir madurando solo, sin más ayuda que su firme vocación, el apoyo de algunos ganaderos y empresarios de Puebla y Tlaxcala y la colaboración incondicional de su padre.
“José Ángel López Lima, ganadero de Coyotepec y empresario de plazas de Puebla y Tlaxcala –revela El Zapata–, ha sido determinante en el inicio y desarrollo de mi carrera, poniéndome en incontables carteles. Incluso, ayer me invitó a tentar unas vacas.
“Julio García Mena es otra presencia decisiva. Ganadero de Vicencio y empresario, con una afición que no le cabe en el cuerpo, me ha brindado un apoyo rotundo que mucho me compromete a seguir superándome. Gracias a gente como ellos, hoy podemos hablar de un nuevo Zapata.
“Nuevo en el sentido de ser yo mismo, pero en constante evolución, revisándome y corrigiéndome, al grado de que ahora me gusto en los videos de mis actuaciones, lo que no ocurría antes, cuando quizá estaba más pendiente del hacer que del decir o sin lograr el equilibrio entre ambos aspectos. De las 12 cornadas que tengo, comprobé que 10 me las dieron toros francamente malos a los que me empeñé en lidiar como si fueran buenos.
“Evolucionar exige mucho esfuerzo, tanto interno como externo. Durante un año trabajé con técnicas de sicoterapia diversos fantasmas, miedos y prejuicios. He ido con frecuencia a España, y aunque aún no he toreado en ninguna plaza, he participado en varios tentaderos en Salamanca con mi amigo el matador Javier Valverde y he asistido a infinidad de corridas.
“Antes que de influencias de algún torero en particular, hablaría de faenas que me han marcado, sobre todo en video, ya por su expresión, estilo o mera actitud. Pepín Martín Vázquez, Carlos Vera Cañitas, Paco Camino, Manolo Martínez, Espartaco, entre otros. Ahora, un torero tiene que ver videos como si fueran cursos intensivos, no por simple pasatiempo.
“Más que alguna suerte, me gusta torear y me gustan todas las suertes. Hoy, como nunca, disfruto cuanto hago. A los 34 años de edad y 12 de alternativa, cinco años felizmente casado –sin contar los ocho de novio–, con mi hijito Emiliano, un pequeño rancho con vacas bravas y mi caballo en el que lo recorro, agradezco a la vida cuanto he logrado y las fuerzas que me da para seguir luchando, sin preocuparme de qué piensen los demás, sino concentrado en lo mío.
“A diferencia de otros padres, si mi hijo quiere seguir esta profesión yo lo apoyaré, sin más condición que no sea un mediocre, como hizo mi padre conmigo. Dinero y fama son consecuencia de saber estar y decir delante del toro, y parafraseando al pintor: que mañana (hoy) la inspiración nos agarre toreando”, y se fue El Zapata al cumpleaños de su abuela paterna.