■ Apoyados por oficinas del gobierno, “montan” provocaciones y denuncian hechos falsos
Priístas chiapanecos atizan el conflicto contra los simpatizantes del EZLN
■ Desconocen acuerdo firmado con zapatistas
■ Continúa el acoso a los habitantes
Municipio autónomo Comandanta Ramona, Chis. 10 de enero. El sitio donde, procedente del río Agua Azul, el Agua Clara da su nombre a unos parajes y un balneario que solían estar semiabandonados, hace unos meses fue ocupado por los zapatistas de la comunidad y da pie a una experiencia turística sencilla y novedosa. “Ocupado” es un decir. Todas estas tierras fueron recuperadas después del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
El balneario y las tierras circundantes fueron la finca de un propietario de apellido Coutiño, de Tuxtla Gutiérrez. Zapatistas e indígenas de otras organizaciones “recuperaron” la finca y la tierra alcanzó para todos. Eran campesinos, no guías turísticos, así que el balneario quedó semiabandonado.
Pero no es un sitio cualquiera. Uno de los más hermosos parajes en la cuenca de los espectaculares ríos Tulijá, Agua Azul y Bascán, que bajan a la selva y son ya selva ellos mismos. El Agua Clara es de esos cauces azul y esmeralda con troncos sumergidos que parecen incrustaciones de ámbar, sobre todo en invierno.
Los turistas siguieron llegando. En el sexenio foxista, la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) impulsó la construcción de una posada de varios cuartos y acondicionó caminos y palapas, aunque la ribera permaneció natural e intacta. Si en Agua Azul funcionaron esas inversiones y en el lejano hotel Las Guacamayas de Montes Azules, por qué no aquí.
Gestionado para los grupos oficialistas de Santa Clara, identificados como priístas de la Organización Para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic), el proyecto cayó en el abandono y las instalaciones de CDI pasaron de nuevas a muertas.
En 2008, las bases zapatistas decidieron limpiar el balneario y reacondicionarlo, y con acuerdo de los comisariados de la parte ejidal de Agua Clara (los priístas) quedó a cargo de la junta de buen gobierno (JBG) de Morelia. Hoy, asesorados por el Partido Revolucionario Institucional del estado, los primeros han deshonrado el acuerdo, adoptando actitudes hostiles, montando provocaciones y denunciando hechos falsos con el apoyo de las oficinas de prensa gubernamentales y los medios oficialistas.
Obra en poder de La Jornada una copia del acta firmada por priístas y zapatistas el pasado 14 de octubre, fechada en el ejido Santa Clara, municipio Salto de Agua: “Reunidas las autoridades de la JBG, consejos municipales y las autoridades de este ejido ubicado en la escuela primaria para levantar un acta de acuerdo con los ejidatarios tanto a los consejeros del municipio Comandanta Ramona por lo que en el ejido antes mencionado se encuentra un ecoturístico”.
El documento, con firmas y sellos al calce de los representantes ejidales y autónomos, dice: “Ambas autoridades manifestaron con conformidad que esa área será controlada con la JBG. También acordaron que esto se realizará conforme a las indicaciones de la Ley Revolucionaria del EZLN. Y posteriormente se han de conocer las áreas deslindadas por las organizaciones. Son 19 mil 215 hectáreas”.
Están las rúbricas de Pascual Pérez Gómez, Santiago Deara Gómez y Jacinto Hernández Moreno, comisariado, consejo de vigilancia y agente auxiliar ejidales, respectivamente, y tres miembros del consejo autónomo Comandanta Ramona. Y los sellos de cada uno.
No obstante, desde diciembre los priístas se tornaron hostiles y acusaron a los zapatistas de lo que ellos mismos estaban haciendo. Han hablado de agresiones y de la presunta llegada de zapatistas armados. Lo que han llegado son grupos de autónomos de la región Tzot’z choj para hacer guardia y participar en el reacondicionamiento del lugar.
Hoy, cuando existen dos “casetas” de peaje, una de los priístas y otra de los autónomos, el conflicto es atizado por ejidatarios de La Concordia (sic) que demandan al Congreso y al gobierno del estado “resolver un problema de convivencia” con “presuntos zapatistas”. Y los priístas de Agua Clara, encabezados por Pascual Hernández, hostigan a los vecinos, han inventado “desapariciones” y agreden a turistas.