■ Ocasiona cerca de 5 mil muertes al año en México, afirma Alejandra Ramírez, del INER

Nueve de cada 10 casos de EPOC son causados por el tabaquismo

■ En su etapa crónica, la enfermedad incapacita inclusive para realizar tareas básicas, como comer o peinarse, advirtió la especialista

■ Una vez declarado el mal, no hay posibilidades de cura ni de recuperar la capacidad pulmonar perdida; sólo queda mitigar el daño, señaló

Ángeles Cruz Martínez

Primero es la falta de aire que obliga a detenerse para seguir subiendo las escaleras; luego, la necesidad de caminar despacio, incluso en superficies planas, y después, la imposibilidad de realizar esfuerzos mínimos para satisfacer necesidades básicas, como comer o peinarse. Así es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la cual, en nueve de cada 10 casos, se debe al tabaquismo, y al año ocasiona alrededor de cinco mil muertes.

Unas dos millones de personas viven en México con este padecimiento, cuyas prevalencia y mortalidad han aumentado de manera progresiva. De hecho, aseguró Alejandra Ramírez Venegas, jefa de la Clínica de EPOC del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), antes de 2000 el mal no figuraba entre las 10 principales causas de mortalidad, mientras en la actualidad ocupa el quinto sitio.

Las personas en riesgo de padecer EPOC son aquellas mayores de 40 años de edad que han fumado al menos una cajetilla al día durante una década.

Si bien, de acuerdo con la información estadística disponible, por susceptibilidad genética, tres de cada 10 fumadores desarrollarán la enfermedad, aún se desconocen los genes involucrados en el padecimiento.

Ramírez Venegas explicó que la EPOC afecta la función pulmonar, obstruye la salida del aire al momento de respirar y no tiene cura. Generalmente los afectados no se percatan del mal hasta que se ven impedidos para realizar esfuerzos mínimos, y generalmente cuando sus pulmones han perdido una tercera parte de su capacidad de oxigenar al organismo.

Una vez declarado el mal, no existe ninguna posibilidad de curación ni de recuperar la función pulmonar perdida, afirma la especialista. Explica que sólo queda echar mano de algunas intervenciones para mitigar lo más posible los daños y retrasar el avance.

Para empezar, la persona debe dejar de fumar, utilizar broncodilatadores inhalados y aprender sobre su nueva situación física para poder llevar una vida más o menos normal.

Entre otras cosas, deben aceptar que sus movimientos serán más lentos, y que en época de frío tienen que aplicarse vacunas contra influenza y neumococo, a fin de prevenir complicaciones por infecciones respiratorias que en estos pacientes suelen ser más agresivas en comparación con las personas sanas.

De cualquier manera, indica, mientras la EPOC avanza se reduce la expectativa de vida. Una vez declarado el mal, la sobrevida para una persona con función pulmonar menor a 50 por ciento será de 75 por ciento a los tres años, y de apenas 30 por ciento después de siete años.

A esto se suma el riesgo de muerte por enfermedades asociadas, como infartos, diabetes y cáncer pulmonar.

La EPOC actúa a dos niveles, comenta Ramírez Venegas: en los bronquios, cuya mucosa se inflama y obstruye, y en la destrucción de los alvéolos pulmonares a causa del humo de cigarro.

Los alveolos son la unidad básica de la respiración. Ahí se da el intercambio de gas: la entrada de oxígeno y la salida de bióxido de carbono. La destrucción de este mecanismo ocasiona la insuficiencia respiratoria.

Los pacientes sufren por falta de aire, debido a que no lo pueden sacar. “Es como si todo el tiempo estuviéramos conteniendo el aire”, lo que también ocasiona que el nivel de oxígeno que entra al organismo sea bajo. Esto es lo que afecta la calidad de vida de los afectados, y lo más grave es que son individuos en edad productiva, señala la investigadora.

Otro riesgo, cocinar con leña

El contacto con el humo de leña es un problema de salud pública registrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS); causa alrededor de tres millones de muertes a escala global y enfermedades como tuberculosis, infecciones respiratorias bajas, asma y neumonía en los niños, así como EPOC, principalmente en mujeres.

En lugares donde se cocina con leña las mujeres están expuestas toda su vida a muy altas concentraciones de humo en espacios cerrados y durante más de ocho horas. El padecimiento afecta incluso a las que dejan sus pueblos para irse a las ciudades, asegura Ramírez Venegas, y señala que 30 por ciento de los afectados con EPOC en el INER son mujeres que estuvieron expuestas a la leña.

De acuerdo con información oficial, en México 37 por ciento de la población general cocina con leña, pero en áreas rurales el indicador se eleva hasta 90 por ciento.

Ramírez Venegas comenta sobre un estudio comparativo entre pacientes de EPOC por tabaquismo y por humo de leña. Los resultados fueron similares en cuanto a sobrevida después del diagnóstico.

Sin embargo, para las mujeres de las zonas rurales el problema se agrava por sus condiciones de pobreza. La atención de la enfermedad es muy cara, por los medicamentos y el oxígeno que en algún momento tienen que utilizar de por vida y cada vez en mayor cantidad.

Ramírez Venegas comenta que existen estrategias de gobierno para intercambiar los fogones por estufas cerradas, que, aunque siguen siendo a base de leña, impiden la exposición de las mujeres al humo.