Usted está aquí: sábado 10 de enero de 2009 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ La recesión, tema académico, según Gurría

■ Días de flores y vino

Quien a principios de 2008 consideraba que “si hay o no recesión francamente me parece (un tema) académico”, hoy reconoce que “este año México no podrá atender” la demanda de empleo ni crear un millón 200 mil puestos de trabajo en la economía formal requeridos sólo para 2009, sin considerar el rezago histórico. “Este año”, dice José Angel Gurría, actual cabeza visible de la OCDE, como si en los anteriores el éxito gubernamental y empresarial en dicho renglón hubiera sido rotundo.

El ex secretario de Hacienda, curtido en eso de la crisis en tiempos del priato neoliberal, atribuye al “momento”, a “la coyuntura”, la escalofriantemente raquítica generación de empleo formal en el país. Ese sería, a su juicio, el quid. Pero más allá del dicharachero estilo del también ex director de Bancomext y Nafin, el problema es mucho más de fondo que lo dicho por el ex funcionario mexicano, y, sin duda, más serio que el propio Gurría.

En días pasados, en este mismo espacio, dimos cuenta que a lo largo de los últimos 15 años, alrededor de 18 millones de mexicanos se incorporaron al mercado laboral, periodo en el que la creación de empleos en el sector formal de la economía (de acuerdo con la estadística oficial) a duras penas se aproximó a 4.5 millones de plazas (un buen número de ellas eventuales), es decir, tan sólo 25 por ciento de la demanda real fue satisfecha, o si se prefiere que en esos tres lustros apenas 25 de cada 100 mexicanos en edad y condición de laborar pudieron colarse al cada vez más pequeño sector formal de la economía.

En lo que va del siglo XXI, citábamos como ejemplo, se registraron dos años en los que la creación de empleo formal oficialmente reconocido como tal (la estadística del IMSS) apenas alcanzó para “satisfacer” 2 por ciento de la demanda real. Esta locura se registró en 2003, cuando el gobierno foxista se vanagloriaba de reportar “cifras históricas” en la creación de puestos de trabajo. Pues bien, ese año las “cifras históricas” se tradujeron en 25 mil puestos de trabajo en la economía formal. Un año antes, en 2002, se crearon 61 mil plazas. En un bienio, pues, sólo 36 de cada mil mexicanos logró emplearse en el sector formal. Este ejemplo corresponde a los coletazos de la anterior recesión (la primera de la era Bush júnior, calificada por Fox como un “atorón”), la cual en términos comparativos con la presente (la segunda de dicha era, calificada por Calderón de “coyuntural”) fue un bello día de campo con flores y buen vino.

Parece que a estas alturas Gurría reconsideró su chistoretera frase de “si hay o no recesión francamente me parece (un tema) académico”, pronunciada en la reunión de Davos de 2008, pues ahora señala que la estimación de cero avance para 2009 elaborada por la Secretaría de Hacienda y divulgada por el doctor “catarrito”, “es flagrantemente insuficiente para el crecimiento que requiere un país como México para crear un millón de empleos, que ya no se crearon el año pasado y que no se crearán en el 2009”.

Cierto es, pero resulta que tampoco un “crecimiento” apenas superior a 2 por ciento como media anual –con y sin crisis: con o sin “coyuntura”– en los últimos 26 años alcanza para atender la demanda laboral. Y el problema se agrava cuando esa misma estimación hacendaria lo único que en la perspectiva deja claro es que se cancelarán fuentes de trabajo a lo largo del presente año, lejos, muy lejos, de generarse nuevas.

Obvio es que el actual secretario general de la OCDE no perdió la oportunidad para resaltar aquella frase célebre de “México es hoy más fuerte que nunca”. No es la primera vez que la pronuncia, no será la última. De hecho aquí lo hemos señalado: los secretarios de Hacienda no se cansan de repetir el desgastado sketch. De “la fortaleza que vamos adquiriendo, porque estamos haciendo bien las cosas” de Gustavo Petricioli (con Miguel de la Madrid), al tesoro macroeconómico envidiado por todos” de Francisco Gil (con Fox), sin olvidar la colección de frases célebres aportada por Pedro Aspe (con Salinas), Guillermo Ortiz (con Zedillo), el propio Gurría (también con Zedillo) y, ahora, Agustín Carstens (con Calderón). A lo largo de más de dos décadas, que involucran a cinco gobiernos, unos y otros dijeron, dicen, lo mismo: “la fortaleza económica de México es envidiable”; las “reformas” “nos han potenciado” hacia el exterior; “estamos mejor que nunca”; “tenemos un navío de gran calado”; para México la recesión gringa es un “catarrito”. Y todo lo anterior se resume en un “crecimiento” real a tasa promedio anual apenas por arriba del 2 por ciento.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre los “logros” del modelo económico, la concentración del ingreso y la centralización de capitales: “mil empresas controlan 80 por ciento del PIB nacional. Es decir, 0.02 por ciento del total de las unidades productivas detentan el 80 por ciento del PIB. Las cien empresas más importantes del país que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores incrementaron sus utilidades 530 por ciento en el sexenio de Fox. De éstas, 20 concentraron el 70 por ciento de las utilidades, totalizando 80 mil 178.6 millones de dólares. Por su parte, las remuneraciones medias reales de la industria manufacturera crecieron 1.9 por ciento anual; la productividad 5.4 por ciento, y los costos unitarios de la mano de obra en esta misma industria cayeron 25.3 por ciento. O sea, que el pago de salarios se mantuvo 279 veces, en cuanto a incrementos se refiere, por debajo de las utilidades en la BMV; sí hubo productividad a costa de la disminución de costos de las empresas y, por tanto, se agudizó la explotación de los trabajadores. En la banca existe concentración de actividades: en 1995 la banca extranjera controlaba 5 por ciento de las operaciones; para 2005 pasó a 90 por ciento de control. Los tres grupos más fuertes son Banamex-Citigroup (Estados Unidos), BBV-Bancomer (España) y Santander (filial del banco español Santander Central Hispano). Las 500 empresas más importantes de México concentran más del 70 por ciento del PIB. De éstas, 331 son mexicanas y 169 son transnacionales. Las mexicanas concentran 55.3 por ciento del PIB y las extranjeras 23.9 por ciento del producto. Los representantes más conspicuos de la burguesía nativa son: Slim, Medina Garza, Salinas Pliego, Bailleres, Vázquez Raña, Roberto González, Fernando Senderos, Eugenio Garza Herreros, Ángel Losada y Gastón Azcárraga” (México SA añade: Larrea, Servitje, Zambrano, Saba, Arango, Harp Helú) (Víctor H. Palacio Muñoz, [email protected], autor, junto con Miguel Ángel Lara Sánchez y Héctor M. Mora Z., del libro Elementos para entender la crisis mundial actual, México 2008).

 
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