Usted está aquí: jueves 8 de enero de 2009 Capital La necesidad de la gente impulsa auge de casas de empeño usureras

■ Con el gancho de intereses bajos los usuarios no se fijan en las condiciones de pago

La necesidad de la gente impulsa auge de casas de empeño usureras

■ Altos intereses, cobros por almacenaje y posible pérdida de las prendas, entre los riesgos

■ Los réditos van desde 48% anual del Monte de Piedad a 146% en Prenda Fácil

Laura Gómez Flores

La necesidad de la gente para afrontar sus deudas ha provocado en años recientes un crecimiento de casas de empeño y prestamistas, convirtiéndose en la segunda fuente de financiamiento de cientos de familias capitalinas de clase baja y media, después de los préstamos familiares, según un estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor.

Su cercanía, la imposibilidad de acceder a un crédito bancario y los “atractivos” planes de pagos semanales y mensuales con “bajas tasas de interés” se han convertido en los “ganchos” para atraer clientela a sus negocios quienes, después de firmar la boleta de empeño, se dan cuenta de que los intereses “son altísimos”, tienen que pagar un porcentaje adicional por almacenaje y seguro, y corren el riesgo de perder sus pertenencias si no refrendan a tiempo.

La falta de regulación por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha permitido su rápida expansión por la ciudad y el cobro de intereses de entre 70.8 y 288 por ciento anual. Este último fue fijado por las casas de empeño de First Cash, mientras Mister Money exige casi dos veces más de lo entregado a los pignorantes, 189 por ciento, de acuerdo con información de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Don Luis N acudió ayer a la sucursal del Montepío Luis Saviñón ubicada en la calle de Allende 7 a pagar la boleta de empeño y recuperar sus anillos, cadenas y relojes. Tras varios minutos en la ventanilla le informaron que sus prendas habían sido rematadas, porque el plazo que le dieron venció en noviembre pasado, y “no había nada que hacer”.

Con la esperanza de “volver a comprarlas, si era necesario”, acudió al edificio del Nacional Monte de Piedad, donde le explicaron que sus objetos no se encontraban ahí. “Pero si es el mismo logotipo. Y aquí se ofrece a la gente las cosas que no desempeñan”, decía a un empleado, quien le explicó que “muchas veces la gente se confunde por el logotipo, el color que utilizan o un nombre semejante, pero nunca había acudido con ellos”.

Una situación similar le ocurrió a Olga Martínez, quien para cubrir la renta, los pasajes y la comida de la quincena, empeñó unas alhajas en un negocio cercano a su domicilio. Tras varios meses de refrendar su boleta logró juntar el dinero que debía, pero “grande fue mi sorpresa cuando encontré las cortinas cerradas y un número de teléfono, donde supuestamente me darían informes, los cuales nunca llegaron”, explicó.

De acuerdo con información de la Condusef, las 12 principales casas de empeño que atienden la demanda de los capitalinos cobran tasas de interés dispares: Nacional Monte de Piedad (NMP), 48 por ciento anual, la más baja del mercado; Montepío Luz Saviñon, 70.8; Fundación Rafael Dondé, 82.8 y Prenda Oro, 111.6 por ciento, aunque en estas dos últimas sólo se pueden empeñar relojes de marcas como Rolex, Cartier, Piaget, Bulgari y Raymond Weil.

Mientras Monte Providencia Préstamos Familiares cobra 110.4 por ciento; Prenda Lana, 120; Prenda Más, 127.2; Prendamex, 138, y Prenda Fácil, 146 por ciento, pero ofrecen préstamos inmediatos equivalentes a 60 y 75 por ciento del valor del avalúo, lo cual, reconocen varios pignorantes, es “muy llamativo y muchas veces preferimos ir a estos lugares, sin darnos cuenta de los riesgos que asumimos, porque son coyotes, aunque con oficinas”, señaló.

Gustavo Méndez Tapia, vocero del NMP, informó que diariamente captan 30 mil nuevos empeños en sus 152 sucursales, de las cuales 20 se ubican en la ciudad, donde se atienden 10 mil préstamos con un promedio de mil 500 pesos, mientras la fracción que maneja la competencia está pulverizada en alrededor de 60 marcas, donde se atienden una parte menor de la demanda.

Tan sólo este año se estima atender a 24 millones de pignorantes, dos millones más respecto del año pasado, quienes tienen la posibilidad de empeñar objetos desde un valor de 30 pesos, porque “se trata de ayudar a la gente, no de lucrar, porque esto no es un negocio”, con la seguridad de recuperarlos, pues la institución tiene 234 años dando servicio y desde entonces ninguna de sus sucursales ha cerrado, precisó.

Por ello llamó a la gente a “fijarse bien donde dejan sus valores y analizar con detenimiento los planes que se ofrecen, para evitarse angustias posteriores, pues, por lo menos la mitad de quienes han acudido al empeño lo han hecho para solventar deudas o gastos inmediatos, y menos del cuatro por ciento el que deja perderlos”.

 
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