■ El mexicano es un ídolo en Filipinas
Márquez: la corrupción puede arruinar el boxeo
En abril de 2008, en un centro comercial de Filipinas, se generó un tumulto. La escena recuerda la expectación que provoca la gente del espectáculo, pero esa vez se trataba del peleador mexicano Juan Manuel Márquez, ídolo en aquellas tierras tras los dos combates que sostuvo con el local Manny Pacquiao, con quien empató un año antes, pero que recién lo había vencido en polémica decisión.
El Dinamita, considerado uno de los mejores boxeadores mexicanos, reconoce ahora que ha perdido presencia en su país por los intereses que existen detrás de los organismos mundiales. “Eso le hace daño al boxeo, porque los organismos le dan proyección a un peleador o a otro, apoyan mucho a ciertas empresas y no a otras que no están corrompidas.
“Estoy contento porque la gente es el mejor juez, sabe quién soy, es la que me da mi lugar”, afirma.
Hace unos años, tras un conflicto con la empresa que lo promovía, Top Rank, y por motivos meramente administrativos, El Dinamita quedó sin protección alguna. Luego de que la promotora quería hacerlo pelear la revancha ante Pacman por una cantidad que su equipo no consideró justa, lo obligó a enfrentarse a rivales de menor prestigio y por cantidades menores a las que acostumbraba.
Más tarde, sin el apoyo de su empresa para hacer la defensa obligatoria del cinto FIB, fue despojado del título en 2005, y poco después la AMB también le arrebató la corona.
“Yo tenía que defender contra un retador oficial, que era un filipino, cuando me alejé de Bob Arum, me dijo, ‘si se van, es sin campeonato’. Me desconocieron porque no quiso el promotor, pero no me apoyó; con mover un dedo esa gente puede destrozarle la carrera a una persona”, se queja.
“Dicen que lo que no mata fortalece y eso me ocurrió. Ahora soy más fuerte y esos incidentes me hicieron madurar en este deporte tan bonito, pero con mucha gente que lo ensucia.”
Márquez quedó moralmente deshecho por el esfuerzo invertido para conseguir lo que todo púgil sueña desde sus primeros combates: un título mundial, además de las consecuencias económicas al quedarse sin promoción.
“No me importa lo económico, me gusta pelear por mí y por mi país. Fui a Indonesia por menos dinero.” Poco después ganó la corona interina de la OMB, por lo que pudo disputar el campeonato del CMB ante Marco Antonio Barrera. “Después lo defendí contra Manny, pero fue un robo descarado”.
Acepta que tiene una espina clavada con el filipino, y asegura que si fuera necesario subiría a peso welter para enfrentarlo de nuevo, “no sé cómo le haría, pero lo lograría”, asevera el peleador originario de Iztacalco.