■ El contaminante, uno de los más letales, cae de la atmósfera, mientras el CO2 queda flotando
Recortar emanaciones de hollín sería un refrescante instantáneo del aire: NASA
■ Se esparce por el globo debido a la acción del viento, y absorbe y libera radiación solar
Los gobiernos podrían reducir en forma dramática el calentamiento global, y ganar tiempo para evitar el desastroso cambio climático, si recortaran las emisiones de uno de los contaminantes más conocidos: el hollín.
Un estudio de la Administración Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) muestra que reducir ese contaminante, que hasta ahora ha sido pasado por alto por la mayoría de los científicos especialistas en el clima, podría tener un efecto refrescante inmediato, y al mismo tiempo prevenir cientos de miles de muertes por contaminación atmosférica.
Al empezar el año decisivo para los intentos internacionales de negociar un tratado que remplace al Protocolo de Kyoto, la propuesta de deshollinar el planeta –que expertos cercanos al futuro gobierno de Obama toman en serio– representa una forma nueva y rápida de enfrentar el calentamiento global. Además, los gobiernos tienen larga experiencia en esta tarea.
Reducir las emisiones de hollín tiene un efecto virtualmente instantáneo, porque éste cae rápidamente de la atmósfera, a diferencia del dióxido de carbono, que permanece flotando en ella durante más de cien años. Y como el hollín es uno de los contaminantes más letales, las reducciones radicales salvan vidas, por lo cual deberían recibir apoyo popular y político.
Atacarlo contribuye a mitigar el cambio climático
El estudio del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, publicado en la revista Atmospheric Chemistry and Physics, concluye que atacar este tipo de contaminación ofrece “beneficios sustanciales para la calidad del aire y a la vez contribuye a mitigar el cambio climático”, además de que “puede representar una oportunidad única para involucrar a actores y naciones que no se han comprometido del todo con la mitigación del cambio climático”.
Se cree que el carbón negro, componente que da color al hollín, es la segunda causa del calentamiento global después del dióxido de carbono. Formado por la combustión incompleta de combustibles fósiles, la madera y la vegetación, asesta un doble golpe.
Cuando está en el aire, se esparce por el globo debido a la acción del viento y contribuye a calentar la atmósfera al absorber y liberar radiación solar. Y cuando cae oscurece la nieve y el hielo, en los polos o en la cima de las montañas, con lo cual limita su capacidad de reflejar la luz solar. En consecuencia, se derriten con mayor rapidez y dejan expuesta más tierra o agua oscura, la cual absorbe aún más energía e incrementa el calentamiento.
La mala noticia –según destaca el Instituto para la Gobernabilidad y el Desarrollo Sustentable, con sede en Washington– es que el hollín hace que el calentamiento global ocurra mucho más aprisa de lo esperado. Su presidente, Durwood Zaelke, señala que el “carbón negro exacerba la situación del clima. Actuar con rapidez es sencillamente nuestra única opción a corto plazo”.
Los países ricos ya han reducido sus emisiones de carbón negro a partir de la década de 1950. Los beneficios para la salud de una reducción mundial podrían ser enormes. El hollín contiene hasta 40 sustancias químicas que provocan cáncer y probablemente también enfermedades cardiacas y respiratorias. Se calcula que causa dos millones de muertes anuales en el mundo en desarrollo, sobre todo de niños, por los vapores de braseros y estufas de leña en viviendas mal ventiladas. Investigaciones realizadas en Gran Bretaña indican que las personas tienen dos veces más probabilidades de morir de enfermedades respiratorias cuando están muy expuestas al hollín que despiden los escapes de los motores.
Mayor impulso
Enfrentar estos dos problemas de salud, concluye el estudio de la NASA, sería también la forma más efectiva a corto plazo de aminorar la rapidez del cambio climático. Su investigación muestra que se lograría “el mayor impulso” a la disminución del calentamiento global si se redujeran “emisiones de la quema doméstica de combustibles” en los países en desarrollo, en particular en Asia, así como “las emisiones del transporte de superficie en Norteamérica”, sobre todo de los motores a diesel.
En ambos casos se conocen soluciones. Por ejemplo, las estufas que usan energía solar o biogás eliminan el humo. Y el mes pasado el estado de California adoptó medidas para obligar a los camioneros a instalar filtros que reducen en 85 por ciento la emisión de hollín de diesel, con lo cual estima salvar 9 mil 400 vidas en los próximos 16 años.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya