■ Este mes espera recibir 800 mil personas
El Monte, como cada año, oasis en la cuesta de enero
Ampliar la imagen Largas filas se hicieron ayer desde hora temprana en las sucursales del Nacional Monte de Piedad para empeñar algunas pertenencias y recuperarse de los gastos de fin de año Foto: Notimex
Decenas de padres de familia, gastados pero con la ilusión de ofrecer a sus hijos uno de los juguetes solicitados, acudieron ayer, desde hora temprana, a alguna de las 156 sucursales del Nacional Monte de Piedad, para “poder hacerla de Reyes Magos”.
Alhajas, aparatos electrodomésticos y eléctricos, discos, línea blanca y máquinas de coser, entre otros objetos, son empeñados para sortear los gastos de la compra de juguetes, pagar las deudas adquiridas en diciembre para la compra de regalos y la preparación de la cena o, simplemente, para cubrir sus gastos más inmediatos.
El vocero de la institución, Gustavo Méndez Tapia, señaló que durante este mes se espera recibir a unas 800 mil personas, cifra 8 por ciento superior a la registrada en enero del año pasado, para lo cual se tienen destinados mil 200 millones de pesos.
El Día de Reyes es uno de los tres periodos importantes de empeño en el año, pues la llamada cuesta de enero afecta a muchos, al igual que el regreso a clases en agosto, y Semana Santa, siendo el Distrito Federal donde se registra el mayor número de operaciones prendarias, con alrededor de 13 mil, seguido por Nuevo León, Jalisco y Yucatán.
Una cuarta parte de las familias mexicanas ha recurrido, por necesidad o urgencia, a empeñar alhajas, relojes, electrodomésticos, ropa de cama nueva o hasta automóviles en la sucursal de Cuautitlán, pues se trata de una institución de asistencia que ofrece la tasa de interés más baja del mercado, 4 por ciento mensual, con la posibilidad de resguardar sus objetos de valor hasta por 17 meses antes de ser rematadas.
Méndez Tapia mencionó que únicamente cuatro de cada 100 pignorantes dejan perder sus objetos. La mayoría los refrenda hasta tres veces, pero son pocos los que se deshacen de ellos, porque “siempre los sacan de apuros y vuelven a su poder”.
María, Alejandra y Rocío acuden a empeñar sus objetos de valor para cumplir con los deseos de sus pequeños, quienes este año, coincidieron, “se mandaron porque quieren consolas de videojuegos, imposible de llevárselas, aunque recibirán algún otro juguete solicitado en sus cartas, pues la felicidad de un hijo no tiene precio”.
Sin embargo, muchos pignorantes acudieron a dejar sus pocas alhajas para cubrir la renta, comprar la despensa o las medicinas que requieren, y “aguantar” hasta la siguiente quincena.