■ Aretha Franklin y Yo-Yo Ma amenizarán la ceremonia el 20 de enero, frente al Capitolio
Excelsos artistas acompañarán a Obama en la ceremonia de toma de posesión
■ Destacan Itzhak Perlman, importante violinista, y Elizabeth Alexander, emblemática poeta
Ampliar la imagen Una de las piezas más famosas de Aretha Franklin es Respect, que en los años 60 cantó en manifestaciones civiles. En la imagen, durante una actuación en Nueva York, el pasado 4 de diciembre Foto: Ap
Algunos de los más extraordinarios artistas del mundo acompañarán a Barack Obama en la ceremonia de toma de posesión presidencial, entre ellos, la legendaria Aretha Franklin, el chelista Yo-Yo Ma y el violinista Itzhak Perlman.
Aretha Franklin, la llamada “reina del soul”, es hija de un predicador de Detroit; comenzó a cantar en la iglesia como a los 10 años de edad. Hoy lleva más de 40 entonando gospel, soul, jazz, blues y pop. En la década de los años 60 cantó en manifestaciones por los derechos civiles. Una de sus piezas más famosas es Respect.
Ganadora de 21 premios Grammy, Franklin también ha cantado ante reyes, reinas y presidentes, como Jimmy Carter o Bill Clinton, en 1993. Fue la primera mujer en ser incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
En el ritual que se llevará a cabo el próximo 20 de enero, frente al Capitolio, Yo-Yo Ma y Perlman interpretarán una pieza compuesta por John Williams para esta ocasión.
John Williams también creó la música tocada en Grant Park, Chicago, el día de la elección presidencial, cuando Obama dio su discurso como ganador. Williams ha compuesto algunos de los temas de películas más famosos, como Tiburón, La Guerra de las Galaxias, La lista de Schindler y ET, además de música para Juegos Olímpicos y conciertos.
Yo-Yo Ma es uno de los más destacados músicos clásicos en el mundo. El maestro del chelo, de padres chinos, nació en París y reside en Estados Unidos. Ha recibido numerosos premios y fue nombrado músico del año (2008) por la publicación de la industria Musical America, “por su maestría de ‘clásicos tradicionales, desde lo barroco a lo moderno’, y por su Proyecto de la Ruta de la Seda, el cual ‘ensanchó las fronteras normales de su instrumento hacia el infinito’, dijo Stephanie Challener, la editora de Musical America”, informó The New York Times.
El israelí-estadunidense Itzhak Perlman es considerado el mejor violinista del mundo. También ha recibido numerosos premios, entre ellos 15 de sus grabaciones han merecido el Grammy. Actualmente vive en Nueva York; es conductor y pedagogo. Con su esposa fundó en 1995 el Programa de Música Perlman, que ofrece instrucción a estudiantes de 11 a 18 años de edad, así como clases especiales a un selecto grupo en edades entre los veintes y treintas.
En especial, Perlman se enorgullece de su participación en la música de la película La lista de Schindler, para la cual toca solos de violín.
El 20 de enero Yo-Yo Ma y Perlman tocarán junto a los talentosos clarinetista Anthony McGill y pianista Gabriela Montero, famosa por sus improvisaciones y quien ofreció su primer concierto a la edad de ocho años con la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar.
También participarán en el programa de la toma de posesión los coros de Niños y de Niñas de San Francisco, ganadores de premios Grammy.
Acto memorable
Sin duda, para muchos participantes esta ceremonia tendrá un significado muy especial. Es el caso de la poeta Elizabeth Alexander, quien recitará.
Alexander, profesora de la Universidad de Yale, es una gran estudiosa de la historia de la comunidad afroestadunidense, lo cual refleja en sus poemas, como en uno sobre una maestra que decidió que, si el pueblo no quería que sus hijas blancas compartieran aula con las afroestadunidenses, ella sólo daría clases a éstas (Miss Crandall’s School for Young Ladies and Little Misses of Color) o sobre un motín en un barco con esclavos, que viajaba de África a Estados Unidos (American sublime).
En 2006, Alexander fue una de las tres finalistas del Premio Pulitzer.
En el poema I believe, dice: “la poesía es lo que encuentras/ en la mugre en el rincón,/ algo alcanzado a escuchar en el camión, dios/ en los detalles, la única forma/ de llegar de aquí a allá./ La poesía (y ahora levanto la voz)/ no es todo amor, amor, amor,/ y qué pena que se haya muerto el perro./ La poesía (aquí me escucho a mí misma lo más fuerte)/ es la voz humana,/ y ¿acaso no somos de interés unos a los otros?”