■ Se esperaba que los robots duraran 90 días; hoy, cinco años después, siguen en marcha
Achacosos, pero firmes, Spirit y Opportunity perseveran en Marte
■ Es considerada una de las misiones más exitosas de la NASA
■ Condiciones meteorológicas y deterioro del hardware, entre sus desafíos
■ Hallaron pruebas de la existencia de agua y cuarzo
Ampliar la imagen La imagen corresponde a Spirit, que estuvo a punto de quedarse sin energía durante el invierno en el hemisferio sur de Marte Foto: tomada de Internet
Washington, 2 de enero. Pequeños en tamaño, pero de enorme significado: cuando los robots gemelos Spirit (espíritu) y Opportunity (oportunidad) llegaron a Marte en enero de 2004, con 21 días de diferencia, se esperaba de ellos una vida de 90 días. Pero hoy, cinco años después, siguen en marcha y continúan su trabajo.
Los robots de cuatro ruedas siguen entusiasmando a los científicos con impresionantes fotografías y datos sobre las propiedades del planeta rojo y su pasado, y se han convertido en uno de los mayores éxitos de la NASA.
Para el equipo responsable de la misión, integrado por cientos de investigadores y técnicos, los robots se han vuelto algo así como niños que dan esperanzas y preocupaciones, y a los que hay que cuidar. Como en el verano de 2007, cuando Opportunity luchó por su “supervivencia” durante una tormenta de polvo.
Muchos expertos acompañan la misión del dúo desde su inicio. Ninguno soñó que los pequeños automóviles seguirían operando actualmente. Si los vehículos del tamaño de un carrito de golf continúan en forma, recibirán nuevas y grandes tareas este año.
Opportunity ya está en marcha hacia su nuevo objetivo: un cráter no investigado hasta el momento. ¿Surgió durante un impacto o durante una explosión volcánica? Se espera que Opportunity ofrezca una respuesta.
Mientras, Spirit rueda en el polo opuesto de Marte por una colina y un foso, que han despertado la curiosidad de la agencia espacial estadunidense.
Spirit, cuyo nombre surge del espíritu de descubrimiento, y que cuenta con un espectrómetro para analizar rocas, construido en Alemania, aterrizó el 3 de enero de 2004 en la superficie marciana, y tres semanas después le siguió su gemelo. La misión central de ambos es buscar pruebas de la existencia de agua, condición para el surgimiento de vida. Y las hallaron, pero no sólo eso: descubrieron cuarzo en el suelo del planeta, lo que podría indicar la existencia de fuentes calientes. Asimismo, suministraron 250 mil imágenes, entre ellas panorámicas en color, que quitan la respiración, del cráter Victoria, sima de unos 800 metros de amplitud y 60 de profundidad que fue explorada por Opportunity en los dos años anteriores.
Aún tienen expediciones previstas
Los robots recorrieron, según la NASA, casi 21 kilómetros sobre el suelo de Marte. Escalaron una montaña, se adentraron en cráteres y pelearon con la arena y el hardware que envejece en su interior. Sobrevivieron a tormentas de polvo que escondían de tal forma el Sol que sus células solares apenas podían producir la suficiente energía, y transmitieron, con ayuda de la sonda Odisea de Marte, más de 36 gigabytes en datos, auténtico tesoro para la investigación de la milenaria historia del planeta rojo.
Ahora la NASA espera que sus valientes puedan seguir sobre ruedas un poco más. Tienen achaques propios de la edad, pero, según la agencia, aún están sanos para las expediciones previstas. “Estos rovers son increíblemente resistentes, si se tiene en cuenta que las condiciones meteorológicas extremas dañan cada día su hardware”, dijo el gerente del proyecto, John Callas, del laboratorio de propulsión a chorro de la NASA en Pasadena, California. Aunque naturalmente no se tiene claro si podría fallar alguno de los componentes más importantes de los robots.
Antes de salir del cráter Victoria, hace cuatro meses, Opportunity ya había adelantado más de un kilómetro y medio hacia su próximo objetivo, el cráter Endeavour, además de inspeccionar algunos fragmentos de roca. Endeavour es 20 veces mayor que Victoria y dista unos 11 kilómetros por aire, pero el robot debe hacer algunos rodeos por la inaccesibilidad del terreno, de forma que el trayecto se hará considerablemente más largo.
Spirit ha dejado tras de sí un duro invierno, que termina en diciembre en el hemisferio sur de Marte, y que estuvo a punto de dejarlo sin energía, porque los paneles solares se cubrieron de polvo.
En cuanto Spirit –que hasta el momento se dedicó principalmente a explorar el cráter Gusev e invernó en una meseta de la sima– recupere fuerzas, se pondrá en marcha hacia su siguiente objetivo, situado a unos 180 kilómetros, un paso más en la primera expedición a otro planeta en la historia de la humanidad.