“Estancias” electorales (que cobran) para Vivir Mejor
“Señor padre de familia, se le informa que a partir del día 27 se requiere su cuota mensual”, reza un letrero ubicado en la entrada de la estancia infantil Pequeño Mundo en Chalco, una entre las 3 mil “guarderías” changarrizadas que Felipe Calderón, Germán Martínez y la Sedeso han puesto al servicio del PAN con vistas a la elección intermedia de 2009. Según Martínez “el panismo planteará una oferta legislativa clara y entendible que apoye la salud”.
Y es que el ingreso que obtienen las encargadas: un subsidio de 700 pesos por niño, aseguran, “no alcanza”, porque hay que ofrecer papelería, materiales, juguetes de acuerdo con la edad, algún detallito y la comida. En esta estancia la cuota mensual es de 150 pesos, pero en una vecina, la Amada Esperanza, se invita a los padres a que pongan el desayuno de los infantes o 10 pesos diarios, además de una cooperación mensual para papel higiénico, toallas húmedas y un cuaderno.
Pisoteando las guarderías de IMSS e ISSSTE, las de Jornaleros Agrícolas y con un presupuesto de mil millones de pesos, el 11 de enero de 2007, en Chalco, Calderón puso en marcha el Programa de Guarderías y Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras. Al intentar salir al paso de las críticas a su ocurrencia de campaña, Lía Limón –directora de políticas sociales de la Sedeso– sostuvo que él pretende ser una fuente generadora de empleo, pero “sin politizar su padrón ni favorecer al partido en el gobierno”. ¡Seguro!
Limón reconoce que esos changarros improvisados en casas habitación de mujeres desempleadas –donde se pintaron fachadas, sellaron escaleras, abrieron puertas y tumbaron muros– “no cuentan con personal especializado, pero las responsables son gente con experiencia” (¡!). Y agrega que para evitar abusos sexuales, maltratos físicos y sicológicos contra los infantes se diseñó el programa Escudo de Dignidad, que busca “capacitar a los responsables para que ellos capaciten a los niños en temas de prevención de abusos” (¡!). Pero, ¿y quién interpone el escudo contra este singular “escudo”?
Además, según las especialistas Nashieli Ramírez y María Elena Sánchez Azuara, el “modelo” Sedeso-DIF preserva a los infantes más pobres y desfavorecidos dentro del “círculo de la pobreza y la violencia”, toda vez que sus “cuidados” no atienden el derecho a la instrucción de primera infancia, fundamental para el desarrollo físico, mental, la captación cognitiva y el incremento de la escolaridad, que postula la ONU. El programa de Calderón no tiene “sistematización ni propuesta en la materia”. Su limitado enfoque –que esquiva deliberadamente la NOM 167 (1997) sobre guarderías para así poder hablar de “estancias”– presume alimentar y cuidar a los niños con el único “argumento” de que para ello no se requiere personal “preparado”. La “capacitación” de la Sedeso puede durar ¡tres días!
Un programa riesgoso –que mantiene a los infantes en situación vulnerable–, pero barato y electoralmente lucidor; que satisface a un “cliente” cautivo: una madre que se queda tranquila mientras trabaja.
A pesar de todo lo cual, Limón sostiene que la “evaluación” de la ocurrencia calderonista tendrá lugar hasta “principios de 2009”, si bien la Sedeso cuenta con información “que nos permite concluir que el programa es exitoso”. ¡Faltaba más! Por ello mismo, las guarderías changarrizadas recibieron una asignación de mil 441 millones de pesos para el año 2008, afectando o desapareciendo otros 23 programas destinados a mujeres en salud, educación, desarrollo social, justicia y prevención de la violencia.
No sorprendió que en enero de 2008 la Sedeso “reforzara” las “reglas de operación” de los changarros al ampliar un año la edad de atención de los menores, otorgar un seguro (hasta de 20 mil pesos por accidentes, pérdida de algún miembro o muerte) e incluir a las madres-estudiantes como beneficiarias.
Y los problemas afloraron. En enero, una funcionaria de la Sedeso en Pachuca, Hidalgo, fue denunciada ante la PGR por recibir subsidios para operar 10 estancias con niños registrados, pero que no eran atendidos, mientras –en marzo– la alcaldía del municipio de Gómez Palacio, en Durango, comunicó que contemplaba la posibilidad de transferir sus guarderías infantiles a la Sedeso porque “ella tiene una tarifa para las encargadas, dependiendo del número de niños asistidos. Nosotros vamos a cubrir renta, luz y agua”. En abril, la Sedeso firmó un convenio de colaboración con Coparmex para promover “como prueba piloto” la creación de estancias en empresas de la ciudad de México. Y cuando su presidente, Ricardo González Sada, escuchó que las evaluaciones externas mostraban que el margen de ganancia de las mujeres con changarros es mínimo, respondió: “ése es el chiste del empresario, no me cabe la menor duda de que las ganancias sean pequeñas. Es más, en el mundo del empresariado se pierde”.
En mayo, la Sedeso avaló la estancia María M. (Iztapalapa) a pesar de las quejas de madres que habían denunciado irregularidades (venta de uniformes, cambio constante de personal, falsificación de firmas), cuidados precarios (alimentos caducos) y problemas de salud (intoxicaciones) de los menores atendidos. “Opera correctamente”, respondió la Sedeso de Lía Limón. Mientras, en junio, otro grupo de padres solicitaba la remoción de la responsable de la estancia ubicada en Iztuco 19 (Iztacalco) –vinculada familiarmente con legisladores panistas– por tratar “inhumanamente” a los niños.
Pero los changarros calderonistas ya compran la leche fortificada Liconsa a un precio menor. “Estancias (que cobran) para Vivir Mejor” y para el proceso electoral de 2009.
* Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco