La extradición
El 2009 se inicia con un país devastado por las políticas económicas, sociales y “de seguridad” del gobierno, que están conduciendo a un deterioro institucional cada vez mayor, como se ve con el caso escandaloso de los procesados que casi a escondidas se acaban de enviar a Estados Unidos, quebrantando seriamente la legalidad del país.
1. La extradición que hizo el gobierno de facto de Felipe Calderón de ciudadanos mexicanos a Estados Unidos la Noche Vieja de 2008 bajo la acusación de ser miembros de organizaciones del narcotráfico, en un nuevo gesto de sumisión a George W. Bush y una señal indigna a Barack Obama, constituye una nueva violación abierta al orden constitucional de la República, y una evidencia más de la sumisión abierta que en todos los órdenes guardan los panistas en el poder al gobierno de Washington.
2. La supuesta guerra de Calderón contra el narco, que no es de él sino de la DEA –que le hace creer que es suya–, es ya descarada en cuanto a sus objetivos, que responden a los intereses de las mafias de poder en Washington. Un boletín de prensa de la Procuraduría General de la República se ufana de que en lo que va del sexenio con estas acciones se ha llegado a 192 extradiciones (de las cuales 184 han sido a Estados Unidos), mientras un responsable de la DEA, actuando como vocero de las acciones supuestamente del gobierno panista, indicó el mismo miércoles 31 que ellos han capturado además, dentro de la Fase II del llamado Proyecto Sacudida, a 41 personas vinculadas al cártel del Golfo, de los cuales cuatro fueron arrestados directamente en México, lo que es de una enorme gravedad, pero indica bien hacia donde van los golpes.
3. Los hombres de Washington no quieren que se les escape el negocio de las manos, y eso es lo determinante de lo que ha estado pasando en estos dos años. Lo que están buscando las agencias del gobierno estadunidense en México no es desde luego terminar con el narcotráfico, ya que las elites políticas y de negocios de Estados Unidos figuran como los principales consumidores del planeta, sino seguir controlándolo como el enorme negocio que es, y que se les está escapando por el margen de autonomía de los cárteles mexicanos, de ahí que busquen regular el mercado conforme a sus intereses, y han encontrado en Calderón una dócil marioneta para sus propósitos.
4. La extradición de quienes son formalmente, conforme a las garantías procesales mexicanas, simples indiciados, y que por lo mismo deberían haber gozado de las garantías constitucionales de tener en México un proceso justo e imparcial, constituye además de un acto de felonía inadmisible en quien tiene como su principal responsabilidad velar por el respeto a los derechos de los habitantes del país, un gravísimo atentado contra la Nación, pues somete responsabilidades centrales del Estado nacional a una potencia extranjera. El éxito en la materia de la administración Bush es incuestionable, pues Washington puede ya dictarle a México las leyes que le convienen e instrumentar las políticas necesarias para aplicarlas.
5. El saldo institucional de la experiencia de ocho años de gobierno panista (2000-2008) no podía ser en consecuencia más desastroso para la Nación, pues luego de esta experiencia de claudicaciones que culmina las gravísimas desviaciones de los gobiernos tecnócratas del PRI (1982-2000), México está siendo entregado al control absoluto de una potencia extranjera, como se ve con claridad en el aspecto de la seguridad nacional, en el que nuestro país aparece cada vez más, gracias a Calderón, como verdadero protectorado de la Casa Blanca. El titular del Poder Ejecutivo, aún sea de facto, por su ilegitimidad en el cargo y su debilidad en todos los órdenes, ha sometido al gobierno bajo su responsabilidad a los dictados de la administración republicana.
6. La responsabilidad por el entreguismo en este caso no es por otra parte exclusiva del Ejecutivo domesticado por Washington sino que entraña la complicidad de los otros dos poderes: el Congreso de la Unión, en el cual el PRI es la principal fuerza política –y que está aprobando por entregas una amplísima contrarreforma penal–, y la Suprema Corte de Justicia que acepta esta gravísima violación a los derechos fundamentales de los inculpados que conduce a que las garantías procesales no existan ya en los hechos en nuestro país. Esta práctica vergonzosa, iniciada por Fox, quien se solazaba en aplicarla también a ciudadanos vascos residentes en México, a fin de congratularse con la derecha española, va directamente en contra de los derechos fundamentales de los mexicanos.
7. La cuestión no se reduce sin embargo solamente al hecho de que el gobierno panista de facto de Calderón no cumpla su responsabilidad de respetar la Constitución y proteger las garantías de los habitantes, sino que las políticas generales del Estado están siendo cada vez más sometidas a decisiones que no se toman ya aquí en México y que involucran a la mayor parte de la llamada “clase política”.
8. En un artículo publicado ayer en El Universal (1º de enero) a propósito de la aparición del libro de Martha Anaya El año que calló el sistema (Grijalbo, 2008), Manuel Bartlett acusa directamente a Carlos Salinas de Gortari, de quien fue colaborador, de haber traicionado “a su partido y al electorado” al haber pactado con Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Cevallos en 1988 asumir el programa de la derecha y abrirle la vía a los panistas para apoderarse del gobierno a cambio de su respaldo en la crisis electoral y a lo largo de su gobierno, siendo hoy junto con Calderón el principal responsable de estas políticas entreguistas, como se ve en el hecho tantas veces denunciado de que los salinistas Beltrones y Gamboa apoyen a Felipe Calderón y juntos se solazen en “acabar con principios esenciales de la Revolución Mexicana”.
9. La principal víctima de la narcoguerra organizada por la CIA, la DEA y el FBI en México, con el panista Felipe Calderón como su parapeto y el Ejército Mexicano como su instrumento, no es el narcopoder que está floreciente, sino el pueblo de México, tanto por las decenas de muertos diarios que ha generado, y que dan un total de 5 mil 630 en 2008, según las cifras oficiales, de las cuales un número muy elevado no son responsables de nada, como por el clima de terror que militares y policías de ambos países han instaurado en diversas regiones del país y sus consecuencias negativas en la vida económica y social y en el debilitamiento cada vez más alarmante del entramado institucional de México.
10. El gobierno panista se hallaría al iniciarse este 2009 en la disyuntiva de proseguir en sus políticas para no seguir llevando al país a un mayor desastre en todos los órdenes, pero como la rectificación es un signo de inteligencia y de libertad y los hombres del PAN no tienen estas cualidades, la tarea de impulsar el cambio tiene que venir desde abajo por la tenacidad de la sociedad.