■ El libro, editado por Océano, es parte del proyecto de conservación de la WWF
Global 200 enfrenta al lector con los últimos paraísos de la Tierra
■ Se trata de un fascinante viaje por regiones donde millones de especies de plantas y animales luchan por sobrevivir a la devastación causada por la actividad del hombre
Ampliar la imagen “La WWF y los autores de este libro están comprometidos a luchar contra el constante y extenso daño que nuestra especie, cada vez más arrogante e invasora, ha perpetrado contra sus raíces vitales”, expone en el libro Fulco Patresi, director de la sección italiana de la organización conservacionista Foto: tomada del volumen
El libro Global 200, los sitios que debemos proteger “lleva al lector –se señala en la obra– mediante un fascinante viaje por las zonas que comprenden la biodiversidad más grande de la Tierra, desde la tundra de Fennoescandia hasta la cuenca del Mediterráneo, la gran barrera coralina, la pradera estadunidense, las selvas de Madagascar y de Hawai, los pantanos de turba de Borneo y la interminable estepa de la Patagonia”.
Las fotografías parecen surgidas de un sueño. Así es la realidad, la vida, la naturaleza. Se advierte que en cada región se libra una batalla entre millones de especies de plantas y animales amenazadas por la actividad humana.
El libro, editado por Océano, es parte del proyecto de conservación ecorregional de la organización mundial para la conservación de la vida salvaje World Wildlife Fund (WWF, por sus siglas en inglés), comprometida “a luchar hombro con hombro con estas formas de vida, en las regiones donde habitan, y cuya protección es imprescindible si deseamos que la biodiversidad de la Tierra sobreviva y que nuestros hijos disfruten de un vibrante mundo natural, no uno que sólo pueda verse en las páginas de un libro”.
El símbolo de la WWF es un panda, especie siempre amenazada por su belleza. Fulco Patresi, presidente de WWF Italia, expone: “El tercer planeta del sistema solar es todavía –y lo seguirá siendo por siglos– el más rico, más hermoso y diverso de toda la galaxia. Basta pensar en la variedad de sus ecorregiones, como ilustran los autores de este libro: abarcan desde los soleados y áridos paisajes de las sabanas africanas hasta los sombríos bosques de abetos y pinos de la taiga siberiana, las interminables praderas de la estepa mongólica, la infernal maraña de árboles, arbustos, lianas y árboles de helechos de la cuenca del Congo...
Monumentos a la maravilla natural
“Nuestra admiración, sin embargo, no se debe limitar a observar los paisajes y los hábitats. Estos lugares son sobre todo monumentos consagrados a la maravilla natural que denominamos biodiversidad. De hecho, cada centímetro cuadrado de ellos representa una concentración de vida animal, desde acáridos y colémbolos (Collembola) o cola de resorte que viven en el suelo, insectos y arañas, escarabajos y mariposas, pequeños roedores y reptiles, murciélagos y aves, hasta los grandes hervíboros; las jirafas de África, los canguros de Australia, el bisonte de América del Norte, los guanacos de la Patagonia, los rinocerontes de India los gorilas de las montañas, y demás...
“La WWF y los autores de este libro están comprometidos a luchar contra el constante y extenso daño que nuestra especie, cada vez más arrogante e invasora, ha perpetrado contra sus raíces vitales. No hay mejor manera de cambiar las cosas que enfrentar al lector –incluso al indiferente y desinteresado– con los últimos paraísos restantes sobre la Tierra, donde todavía sobrevive una inimitable sinfonía de biodiversidad natural en todo su esplendor (aunque no se sabe por cuánto tiempo más). Describir los problemas y posibles remedios (como lo hace este libro) puede estimular acciones reales y constantes que busquen enmendarlos. La Madre Tierra ciertamente lo merece.”