Usted está aquí: miércoles 24 de diciembre de 2008 Cultura Las otras pirámides especulativas

Javier Aranda Luna

Las otras pirámides especulativas

Ampliar la imagen Trabajadores sindicalizados del INAH mostraron ayer los daños que causan las obras para el espectáculo Resplandor teotihuacano en las pirámides de Teotihuacán, consideradas patrimonio de la humanidad Trabajadores sindicalizados del INAH mostraron ayer los daños que causan las obras para el espectáculo Resplandor teotihuacano en las pirámides de Teotihuacán, consideradas patrimonio de la humanidad Foto: José Antonio López

Si la ciencia y la cultura son el oro de los pueblos, los gobiernos panistas son una especie de Rey Midas al revés. Durante mucho tiempo pensé que la megabiblioteca se convertiría en el símbolo de la cultura panista, algo así como en el Partenón de Durazo, aquel jefe policiaco que acumulaba columnas de mármol y centenarios, pero ya no estoy seguro.

En días recientes los funcionarios panistas ordenaron perforar a taladro batiente dos pirámides que habían sido emblema de los mexicanos: la del Sol y la de la Luna, en Teotihuacán. Escribo habían sido porque resulta claro que para nuestros funcionarios culturales no lo son.

Hace tiempo, cuando se construyó un Wal-Mart en las cercanías de las pirámides no pocos imaginamos el principio del fin: un conjunto de tiendas alrededor de los monumentos prehispánicos que formarían poco a poco un gran mall, el “mall de las Pirámides”.

Como el centro comercial ha tardado más de lo imaginado en construirse, probablemente nuestros funcionarios panistas decidieron, como cualquier refaccionaria que se digne, llamar la atención de los posibles inversionistas con luces y altavoces; con un espectáculo de luz y sonido. “Las noches en Teotihuacán no volverán a ser las mismas”, reza el eslogan en la página de Resplandor Teotihuacano. “Es un evento cultural multimedia de luz y sonido sin precedentes que nos permitirá conocer las costumbres, historia, arte y cultura de esta extraordinaria civilización.” Desgraciadamente en esta empresa atolondrada los panistas no están solos. Cuentan con el apoyo del priísmo del estado de México.

Los apóstoles del libre mercado aseguran que ese espectáculo reactivará la economía de la región, pero dudo que en el business plan de las pirámides tengan cabida los habitantes del lugar. ¿O serán los cadeneros de la más grande discoteca multimedia al aire libre, o los viene-viene, o los vendedores de refrescos o “elíxires prehispánicos” de color turquesa o anaranjado como existen en Nueva York? ¿Las bellezas nativas serán hostess con plumas y taparrabo, vendedoras de cigarros en los fumaderos? ¿Y quién estará a cargo de las top level merchandises, de las corbatas de seda con motivos de corazones sangrantes o aros de piedra o con algún motivo de los murales del lugar? ¿Harán posible el sueño de algunos de cenar en la punta de alguna pirámide? Ya imagino la publicidad: “Toda la energía de la ciudad de los dioses para un encuentro inolvidable”.

Por lo demás, ¿ya tienen a su Salvador Novo para hacer el guión del Resplandor Teotihuacano? Si Gustavo Díaz Ordaz lo tuvo, ¿por qué nuestros políticos actuales no? Sería una lástima que improvisaran con algún tinterillo de poca monta, de mucha promoción y casi prosa.

No creo que perforando pirámides, montándoles rieles de aluminio, poniendo gradas, luces y una coreografía lustrosa aprendamos más de nuestro pasado y mucho menos que el turismo nos libre del tsunami financiero que ya azota nuestra economía. Tendiendo una montaña rusa sobre las pirámides o a un lado de ellas no se atraerá a los turistas. Sólo Barack Obama puede hacerlo, reactivando la economía de su país, y nosotros, evitando que los decapitados se multipliquen por una fallida estrategia de seguridad.

El problema de la intervención de las pirámides del Sol y de la Luna no se reduce a la zona arqueológica de Teotihuacán. Si la destrucción del patrimonio de estos dos símbolos nacionales continúa, los demás sitios arqueológicos serán tentación para cualquiera.

Entre la megabiblioteca de foxilandia y la promoción turística del presidente del empleo perforando pirámides, la no política cultural de los gobiernos panistas erosiona cada vez más lo poco que en nuestro país era motivo de orgullo. A este paso los próximos premios nacionales no serán repartidos entre dos, sino entre tres o cuatro artistas para quedar bien con todos; Jorge Serrano Limón será director de algún museo para evitar que los molestos desnudos se exhiban en nuestras salas, una comisión especial se encargará de traer los huesos de don Profirio con motivo del centenario de la Independencia o la dirección de publicaciones repartirá en escuelas y salas de lectura catecismos y calendarios de Galván por aquello de los santos que no han podido bendecir a nuestro país como se debe… A menos que el presidente Felipe Calderón y su equipo básico midan costos y beneficios de los funcionarios culturales, y hagan lo que tienen que hacer. Para pirámides especulativas tenemos con la de Bernard Madoff.

 
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