■ Niega el premier la caída del gobierno anunciada por un “consejo para la democracia”

Intento de golpe militar tras la muerte de Lansana Conté, el “hombre fuerte” de Guinea

■ El fallecido presidente, con fama de paranoico, estaba en el poder desde 1984, luego de una asonada

Daniel Howden (The Independent)

Conakry, 23 de diciembre. El general Lansana Conté, uno de los últimos “hombres fuertes” de África, fue declarado muerto este martes, lo que suscitó una batalla por la sucesión en el empobrecido país de Guinea, en el oeste de África.

El presidente, quien tenía fama de paranoico y por ello no solía confirmar su edad, estaba en el poder desde que encabezó un golpe de Estado, en 1984, y tenía probablemente unos 73 años.

Horas después de la muerte del dictador, un oficial del ejército habló por la radio y estatal y la televisión en representación del “consejo nacional para la democracia”, y anunció que este organismo tomaría el poder. “El gobierno ha sido disuelto”, afirmó el capitán Moussa Camara, el aparente líder del golpe.

“Las instituciones de la república se han disuelto. Desde este momento en adelante, el consejo se hará cargo del destino del pueblo de Guinea”, sostuvo.

El primer ministro Ahmed Tidiane Souaré contradijo el anuncio e informó en cadena nacional que él estaba en su oficina y que el gobierno no estaba disuelto.

Más tarde fueron vistos soldados y tres tanques aproximarse al edificio donde se encuentra la oficina del alto funcionario, pero se desconocía a qué bando eran leales dichos elementos militares.

El jefe del ejército, general Diarra Camara, quien no tiene relación con el líder del golpe, aseguró que los soldados amotinados eran “una minoría” del ejército.

Mucha de la confusión es atribuible a la falta de un plan para la sucesión del general Conté, cuyos objetivos de gobierno nunca fueron previstos más allá del final de su propia vida.

Gobernó la antigua colonia francesa por casi 25 años, como miembro de la cada vez más escasa pandilla de los llamados “hombres fuertes”, que incluyen a Omar Bongo, de Gabón, y a Robert Mugabe, de Zimbabue, quien resiste cualquier intento de ser removido como gobernante.

Al igual que Mugabe, Conté utilizó elecciones fraudulentas y referendos para disfrazar su mandato autoritario e inhabilitar y burlar los periodos presidenciales constitucionales.

Se desconoce la naturaleza de la enfermedad de que murió. Él encabezó un golpe sin sangre contra el gobierno del anterior presidente Ahmed Sékou Touré, cuando éste falleció durante una intervención quirúrgica que se le practicaba en Nueva York.

Comté, quien llegó a servir al ejército francés, era diabético y fumador empedernido, con problemas de salud bien conocidos.

En Conakry, la capital del país, corrieron rumores sobre su deterioro cuando un periódico publicó una foto del presidente en momentos en que se levantaba de su asiento con mucha dificultad.

El director de dicho medio de comunicación fue arrestado y el diario tuvo que publicar al día siguiente una fotografía del líder en perfecto estado de salud.

Rumores semejantes circularon durante las elecciones realizadas en 2003, al grado de que el mandatario dio un mensaje televisado en que dijo: “Todos mueren. Hasta el profeta falleció. Yo moriré cuando Alá lo decida”.

Guinea es un país con gran riqueza de recursos: tierras fértiles y planicies naturalmente irrigadas cerca de la costa, que corresponden a una nación con gran potencial agrícola. Además de que recientemente se encontró petróleo en el territorio, existen vastos depósitos de hierro; también en Guinea se extrae la mitad de la bauxita del mundo.

Pese a ello, la población vive con menos de un dólar al día y los abusos contra los derechos humanos han ido de mal en peor durante los 50 años de independencia del país africano.

Inestabilidad política

Más de 150 manifestantes fueron asesinados el año pasado cuando la impopular guardia presidencial de Conté abrió fuego contra una marcha pública.

Sékou Touré, el líder de la independencia de Guinea, se volvió un héroe en toda África en 1959, cuando rechazó la oferta de Francia de conceder al país una independencia diluida a cambio de asistencia financiera.

Entidades extranjeras dedicadas a la minería no han sido afectadas por la inestabilidad política, la pobreza, y las ganancias generadas por estas concesiones que sólo han beneficiado a una elite minúscula pero inmensamente rica.

Las condiciones de descontento que cunden en el país causaron preocupación en la comunidad internacional ante la posibilidad de que se libre una batalla violenta por la necesidad de suceder al presidente fallecido.

El presidente de la Asamblea Nacional, Aboubacar Somparé, quien según la Constitución debe asumir interinamente el poder, señaló que no está claro aún si existía una intentona golpista, pero que en todo caso el grupo que la fraguó representa sólo a una “minoría” del ejército.

Existen signos de que los jóvenes oficiales militares tienen algún apoyo popular pues personas en la calle saludan con gritos de “presidente, presidente” a los soldados cuando éstos pasan en tanques.

Más temprano, el presunto líder del golpe, el capitán Camara, dijo que la disolución del gobierno es justificada por la corrupción generalizada y la “catastrófica situación económica”.

El militar aseguró que el consejo se encargará de nombrar un nuevo presidente y pidió a los civiles permanecer en sus casas.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca