Economist Intelligence Unit
México
Migrantes: ¿fin del sueño americano?
■ Desde el norte, la recesión lastima al México rural
Ampliar la imagen Un migrante elude el muro que separa a Tijuana, Baja California, de territorio estadunidense, área donde se han incrementado las detenciones de la Patrulla Fronteriza Foto: Ap
Un pequeño lago artificial, pletórico de carpas. Alrededor, lomeríos cubiertos de rosáceas flores silvestres. Un escenario idílico. Pero los lomeríos solían estar sembrados de maíz y las flores silvestres son una señal de que la mano de obra ha abandonado los campos de barbecho para trabajar en otros más redituables de Estados Unidos. Chincua, de unos 700 habitantes, es un pueblo característico de Michoacán, donde las remesas de trabajadores migratorios constituyen 12% de la economía local.
Amelia Cerecero, quien habita en una choza de cemento de una sola planta, cuida a su sobrina nieta, de cinco años. La madre de la niña, trabajadora de la construcción en Florida, les enviaba mil 500 pesos por semana. Pero dejó de hacerlo hace poco, cuando perdió su empleo. Y la hermana de Amelia regresó de Florida, pues dice que es mejor estar desempleada en México.
La recesión que llega a través de la frontera provocó que las remesas a México cayeran 4.2% entre enero y agosto en comparación con el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con el Banco Mundial. De manera sorprendente, el Banco de México informó que esta tendencia se revirtió en octubre, cuando las remesas se elevaron de manera brusca. Pero podría ser un mal presagio: el incremento podría provenir de indocumentados que perdieron sus empleos y repatrian sus ahorros antes de regresar a casa.
Según el Centro Hispánico Pew, de Washington DC, el número de indocumentados en Estados Unidos se ha estabilizado (apenas por debajo de 12 millones) luego de años de crecimiento. Es resultado, en parte, de la recesión estadunidense, pero también porque ahora es más difícil cruzar la frontera. Amelia Cerecero y su marido lo intentaron varias veces este año, pero fueron interceptados una y otra vez. Ahora se han rendido. Muchas personas de Chincua han optado por quedarse en casa con sus familiares aunque implique permanecer en la pobreza, dice el sacerdote del pueblo.
La devaluación del peso, de casi una tercera parte desde septiembre, supone que los dólares remitidos valen más. Pero es un triste consuelo en Michoacán. Un comerciante de la ciudad cercana de La Frontera dice que solía vender cuatro cajas de la cerveza al día; ahora sólo vende dos o tres. Un médico de una clínica privada, donde la consulta cuesta sólo 100 pesos, dice que el negocio ha bajado 30%. Alrededor de Chincua son comunes las casas a medio terminar, construidas ladrillo a ladrillo con el dinero del norte. Muchos se preguntan ahora si alguna vez estarán terminadas.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya