■ Vuelo sobre las profundidades compila ensayos cuyos protagonistas marcaron su literatura
Reúne José Agustín a autores “que pertenecen a los subestimados”
■ Juan José Arreola, Gustavo Sainz, J.D. Salinger y Nabokov, entre los escritores que incluye en el volumen
■ Son literatos que han generado interés, pero también cuestionamientos, afirma
Ampliar la imagen El autor de La tumba reconoció sentirse subvalorado en el ambiente literario, pero afirma que a veces ha tenido mucha atención de la gente, a veces demasiado intensa y emocional Foto: Ericka Montaño Garfias
Escritores que se alejan del mainstream, que son alternativos o marginales, que rompen con el canon: Juan José Arreola, Nabokov, J.D Salinger, José Revueltas o Gustavo Sainz, y así, hasta contar 11 textos que forman Vuelo sobre las profundidades, primer libro de ensayos literarios/autobiografía que escribe José Agustín.
Todos los autores que se incluyen en este libro, publicado por Lumen, “han estado cerca de mi vida de una manera u otra, ya sea como influencia o a nivel personal. No son ensayos fríos, sino que están relacionados directamente con toda mi evolución y mi forma de concebir la literatura”, dijo el escritor durante una entrevista con La Jornada.
Los protagonistas de estos ensayos, agrega, “son autores que se salen de los cauces habituales, rompen un poco con el mainstream, la corriente central, y circulan por niveles un poco alternativos o marginales; por tanto, son autores que han generado enorme interés en la gente, pero también han sido sometidos a ciertos cuestionamientos por quienes tienen ideas muy casadas sobre la literatura y que no quieren aceptar propuestas distintas”.
Cita como “ejemplo clásico” el caso de José Revueltas, “cuya solidez está sin discutir; es uno de los mayores autores de la literatura mexicana, su obra literaria es importantísima, tiene sus obras completas publicadas y, sin embargo, es un autor del que no se habla mucho; siempre se tendió al franco ninguneo y otras veces a la desatención, porque fue comunista en épocas en las que el stablishment cultural mexicano estaba despreocupado por la política”.
Otro caso es el de la generación beat, a quienes los críticos “han tardado mucho y renuentemente a darles el reconocimiento que merecen”, o a J.D. Salinger, a quien “tampoco se le ha dado la atención que se debe. En la literatura a veces se sobrevalora a la gente y se subestima a otra. Aquí (en Vuelo sobre las profundidades) están mis autores, que pertenecen a los subestimados, aunque todos son escritores mayores”.
–¿Es algo que le ha ocurrido también?
–En cierta forma, ¡cómo no! Sin embargo no me puedo quejar de falta de atención de la gente. Creo que he tenido mucha y en ocasiones demasiado intensa y emocional. La verdad es que siempre se ha leído lo que escribo desde hace cuarenta y tantos años. He tenido reacciones muy positivas y también negativas; así ha sido desde el principio hasta la fecha.
“Cuando se generan respuestas encontradas, pero intensas, es cuando la obra está en actividad y en funciones.”
Es más interesante lo que ocurre por debajo
En cierta forma, añade, estos ensayos son un homenaje a esos autores, y posiblemente sea sólo el inicio de una serie de ensayos literarios. Al ser el primer libro en este género, añadió, “quise hacerlo lo más sucinto y prudente, por decirlo de alguna forma, pero ya que metí el pie en la alberca, y siento que está rica, entonces ya me puedo lanzar a escribir acerca de otros de mis autores”.
Respecto de lo que ocurre con la literatura mexicana, que tiene encima a los grandes monstruos, José Agustín subraya: “Lo que pasa por abajo es lo más interesante: es una generación de jóvenes nacidos en los años 60 y 70 que están dando logros formidables, o consolidando su posición después de trabajar durante tantos años, como Daniel Sada. Creo que la narrativa nacional está bien. Tenemos autores jóvenes brillantes, medianamente jóvenes, ancianos –no agraviando aquí al presente–, y figuras ya mayores que yo, consolidadas por completo, algunos casi petrificados”.
Actualmente, José Agustín escribe una novela, piensa escribir otra y tal vez publique el cuarto volumen de Tragicomedia Mexicana; la situación, “por un lado, está de risa loca, pero por otro está para ponerse a llorar”. Desde 2000 se ha dedicado a la ficción; “por eso se me antoja regresar a la investigación”.