■ Fue un notable historiador y crítico musical
Homenaje a Adolfo Salazar, fallecido hace 50 años
■ Realizó su magna obra histórica, La música en la Sociedad Europea, editada entre 1942 y 1946, como miembro de El Colegio de México
Considerado el más notable crítico-historiador musical de la primera mitad del siglo XX, Adolfo Salazar (1890-1958) recibió un homenaje con ocasión del 50 aniversario luctuoso la noche del miércoles pasado, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
En el acto, el reconocido violonchelista mexicano Carlos Prieto y los investigadores Eugenio Delgado Parra y Juan José Escorza, director y subdirector del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez, respectivamente, destacaron la “multifacética erudición, su gran sentido del humor y la enorme generosidad” de Salazar, originario de Madrid, España.
Comentaron que, aunque la formación intelectual de Salazar fue primordialmente autodidacta, recibió preparación musical de destacados exponentes de este arte, entre ellos Manuel de Falla, Maurice Ravel y Ernesto Halfter.
A principios de los años 20, Salazar trabajó en distintas instituciones alemanas, y fue agregado cultural de la República Española en Washington. Entabló amistad con músicos como Debussy, Stravinsky y Poulenc, y con escritores y filósofos de la talla de Federico García Lorca y José Ortega y Gasset. Llegó a nuestro país en 1939 con el exilio español, y vivió aquí hasta su fallecimiento.
En México conoció y mantuvo una larga y fructífera relación con el maestro Carlos Chávez; además, realizó una incansable labor de musicólogo y crítico certero. Como investigador y profesor en El Colegio de México realizó su magna obra histórica La música en la Sociedad Europea, editada entre 1942 y 1946.
Su producción referente a la música europea incluye más de 20 volúmenes, entre los que destaca Bach.
Salazar fue recibido desde su llegada a México, y posteriormente cuidado hasta los últimos momentos de su vida, por Carlos Prieto, padre del violonchelista, y su esposa, cuya familia quiso el musicólogo que custodiara su biblioteca y sus acervos literario e histórico.
Dicha biblioteca musical “está abierta para todos los autores e investigadores musicales”, destacó Carlos Prieto, quien también comentó que hace dos años el acervo literario e histórico de Salazar fue donado a El Colegio de México, donde también se puede consultar.
En ausencia de la investigadora española Consuelo Carredano, autora del volumen Adolfo Salazar: epistolario 1912-1958, recientemente publicado, Delgado Parra leyó un texto escrito por la especialista, en el que destacó la aportación de Salazar. “Por un lado están los testimonios del acontecer musical en México, de aquellos años, y por otro, una serie de reflexiones de diversos aspectos de la creación internacional, en las que aborda aspectos históricos, estéticos y técnicos de la música”.
Para concluir, en una amplia y detallada intervención, el catedrático e investigador Juan José Escorza recordó fechas, nombres, anécdotas y mentores que influyeron en la trayectoria y estudios musicales de Adolfo Salazar, quien, concluyó Escorza, ejerció una “crítica objetiva y bien informada, que lo llevó a convertirse en un notable historiador”.