■ La directiva está coludida con revendedores, acusaron
Tras vana espera y en busca de boletos, aficionados celestes cierran el Eje 6 Sur
Ampliar la imagen De nada sirvió a los aficionados celestes apostarse afuera del estadio Azul y soportar el frío desde el pasado martes Foto: Notimex
El estudiante haitiano Jean Renaud Morland les va a los Cementeros. Y, como cientos de aficionados celestes, se instaló desde el martes muy temprano en el estadio Azul, aguantó el frío de la noche y esperó con infinita paciencia a que ayer miércoles se abrieran las taquillas para conseguir el ansiado boleto para la final. Fue en vano.
Como Jean, cientos de torcedores se fueron con las manos vacías, ya que los lugares de expendio no se abrieron; por teléfono se les informó que las entradas se habían acabado, y las únicas disponibles estaban en manos de los revendedores, que las ofrecieron desde 600 hasta 2 mil 500 pesos.
Unos 60 aficionados –desesperados por la larga espera y porque nadie les informaba si abrirían o no las taquillas– cerraron a partir de las 17 horas el Eje 6 Sur. A gritos de “¡boletos-boletos!” y “¡azul-azul!” se instalaron con sus banderas sobre la avenida, hasta que 15 minutos después llegaron granaderos y los fueron empujando hasta Insurgentes.
Otro grupo, más pequeño, volvió a cerrar el eje y entonces los fanáticos empezaron a ser arrestados; y unos 15 fueron subidos a patrullas acusados de falta cívica y alteración del orden público.
Fue el clímax de un día angustiante para los seguidores del Cruz Azul, quienes acusaron a la directiva celeste y a Ocesa de estar coludidos con los revendedores, quienes impunemente ofrecían las entradas.
“¿Por qué ellos sí tienen boletos? Traen fajos y nadie les hace nada. Aquí nunca se vendieron, pero resulta que ya se agotaron. ¡La directiva dio tickets a los revendedores y aquí nadie nos da la cara!”, se quejaban los aficionados, quienes detallaron que el martes las taquillas se abrieron de 12 a 14 horas para los socios, pero sólo vendieron 2 mil boletos, por lo que muchos con credencial del club no los pudieron conseguir.
Y ayer miércoles sólo hubo rumores de que la taquilla se abriría a las 11 horas, luego que a las 15 y finalmente que a las 17.
En el intervalo, algunos enardecidos fanáticos acudieron con los policías que vigilaban el estadio celeste y les pidieron que arrestaran a algunos revendores. Luego de golpes y forcejeos entre seguidores cementeros y revendedores, seis de éstos fueron arrestados y otros escaparon corriendo.
Después hicieron el bloqueo al Eje 6 Sur, pero los aficionados –además de las detenciones–, sólo consiguieron golpes y la información, mediante las bocinas del estadio, de que los boletos estaban agotados y que se habían vendido 33 mil 800.
Los fanáticos respondieron con silbidos y mentadas, y poco a poco se empezaron a ir; algunos a sus casas y otros con los revendedores que, como si nada, seguían ofreciendo los anhelados boletos.
A los aficionados sólo les quedó el consuelo de quejarse. “Díganles a los dueños del balón que jueguen a puerta cerrada si no quieren vender boletos”, dijo uno, mientras otro mostraba en su playera la leyenda “borrachos de esta pasión”, y uno explicaba que se tendría que conformar con ver el partido por televisión: “Pero no es igual, es como si uno viera un table dance por televisión”.
“No hay respeto para los aficionados”, dijo Jean Renaud, estudiante de producción de radio y televisión, triste porque no cumplió el sueño de asistir por primera vez a un estadio en México.
La Secretaría de Seguridad Pública capitalina informó que no hubo detenidos; que a los fanáticos que fueron subidos a las patrullas los dejaron ir, mientras el número de revendedores capturados se informará después del partido.