TOROS
Pa’ Enero, de Xajay
Ese toro que se asomó por la puerta de toriles venía del campo bravo queretano. Pa’ Enero se llamaba y arrancó encarrerado entre la capa roja y el forro amarillo que son dos capas. Recibió dos puyazos en los que recargó y de los navajazos se llenó de sangre del sol a la sombra y quedo listo para recibir los pares de banderillas, a los que acudió alegre, emotivo, corneando el aire.
Siguió con más alegría a la muleta que le presentaba Fernando Ochoa, su presumible matador, que le recetó una primera tanda de derechazos, en los que el burel volvía a ir del sol a la sombra, de las barreras al reloj, como los muslos lorquianos que se desmayaban a lo larguísimo del brazo de Ochoa. Pa’ Enero se fue para arriba como la tarde y sus embestidas se desmayaban por el izquierdo y por el derecho y fluían por el manso declive del serpenteneo de la franela y resbalaban por el redondel del coso de Insurgentes y hacían resonar los oles mexicanos inacabables, diría sin términos.
Cuando parecía que el toro se agotaría, venía a más, quería volar y volar e iba y guitarra sonando en el viejo casco de la Hacienda de Xajay. Sobre todo cuando Fernando Ochoa recuperaba la vertical en adornos llenos de quietud, empaque y misterio. Adornos que desaparecían en los redondos retorcidos y con el compás excesivamente abierto y enviando el toro hasta Querétaro. En los que eso si, hizo gala de un temple en la caída de la curva de los redondos de arriba a abajo, que hablaban de la grandeza de los efimeros.
Dígalo si no; Ochoa se fue decidido a matar al toro, se perfilo y volteó a ver al juez (y el gozo se fue al pozo) y ese indultó al excepcional Pa’ Enero. Luego, como si fuera una capea pueblerina, le trajeron un rabo del destazadero ¡que no lo creo! Además de Pa’ Enero todos los toros de Xajay fueron bravos con los caballos y de desigual juego con los de a pie. El segundo toro, un autentico bombón con el que Guillermo Martínez enseñó sus cualidades y verdores y acabo cortando una oreja y dejando ir vivo su segundo enemigo de difícil lidia. Al salir del coso, en la mente la bravura de los toros de Xajay.