Usted está aquí: lunes 8 de diciembre de 2008 Deportes Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Carlos Hernández
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■ Toluca elimina al campeón Santos y se enfila a su noveno título

Ampliar la imagen El refuerzo santista Cuauhtémoc Blanco fue nulificado por los Diablos Rojos El refuerzo santista Cuauhtémoc Blanco fue nulificado por los Diablos Rojos Foto: Ap

Las frases futboleras se utilizan cuando así conviene. A la de “la mejor defensa es el ataque”, que propuso Santos, se opuso la de “los equipos se arman de abajo para arriba”, que con tanto éxito han realizado los Diablos.

La final Cruz Azul-Toluca será como una batalla de ajedrez y sin claro favorito. Los dos equipos se impusieron con sobrados méritos al Atlante y a los de la Comarca Lagunera, pero resalta más lo realizado por los rojos, debido a que eliminaron a un campeón que parecía con el empaque suficiente para refrendar la corona.

Celestes y escarlatas están empatados con ocho títulos. Y mientras los Cementeros sólo han conseguido un cetro en los últimos 28 años, el conjunto mexiquense suma cinco campeonatos en la reciente década, tres bajo la batuta de Enrique Meza, quien pasó su carrera futbolística calentando la banca cementera, viendo volar al Supermán Marín y aprendiendo la táctica que esta semana tanta falta le hará con su débil Pachuca en el Mundial de Clubes.

La final del Apertura 2008 se aprecia nivelada y, entre otras similitudes, enfrentará a dos técnicos que fueron despedidos de fea manera por Jorge Vergara: José Manuel de la Torre y Benjamín Galindo, dos talentosos mediocampistas ofensivos como jugadores.

En su corta trayectoria, el Chepo ya fue campeón, precisamente con Chivas (Apertura 2006) e, ironías de la vida, le ganó al Toluca del Tolo Gallego. José Manuel, quien tuvo un mal inicio de torneo y hasta se habló de que sería despedido, enfrentará a su primo Yayo, vicepresidente azul.

Toluca llega con marcas impresionantes: tiene al campeón goleador en Héctor Mancilla; su portero Hernán Cristante estableció nueva marca en el balompié mexicano al sumar 772 minutos sin gol, y llega a la final con nueve partidos invicto, ocho de ellos sin recibir anotación.

Los escarlatas lograron lo que pocos pensaban: detener a Santos, que se presentó con una artillería de miedo y que fue nulificada a un gol en dos partidos.

En la década de los 70, el cuadro del estado de México era conocido como el Cangrejo Rojo. El uruguayo Ricardo de León utilizaba un catenaccio que dormía a los rivales y a los aficionados. Ahora es distinto. El Chepo forma dos líneas infranqueables –comandadas en defensa por Paulo da Silva, el mejor central de la liga, y en la media por Israel López y Martín Romagnoli–, pero tiene además recursos para lanzarse al ataque con el talento de Sinha, la movilidad de Carlos Esquivel y Néstor Calderón, más la puntería del chileno Mancilla.

Los rojos no sólo redujeron a un gol a Daniel Ludueña, Cuauhtémoc Blanco, Matías Vuoso y compañía, sino que pudieron imponerse en la serie con un marcador holgado, de no ser por lances espectaculares y efectivos de Oswaldo Sánchez.

Cruz Azul también fue muy superior al Atlante. Más allá de las decisiones arbitrales –“los intereses comerciales nos perjudicaron”, se atrevió a decir José Antonio García–, los Cementeros pudieron golear a los Potros en el primer duelo, pero ahí surgió otro arquero de estirpe, el argentino Federico Vilar, para que la derrota no fuera tan estrepitosa.

El cuadro del Maestro Galindo luce inferior en la portería –Yosgart Gutiérrez está lejos del nivel de Cristante– y en la defensa, pero Gerardo Torrado y Christian Riveros dan fortaleza al medio campo y adelante César Villaluz se bajó del ladrillo y recobró su nivel, mientras Miguel Sabah dejó los miedos y encontró el gol y Pablo Zeballos se ratifica como un crack en potencia.

Y, regresando con los refranes, había que terminar con “el rey ha muerto, viva el rey”, que sumará su novena estrella.

Mientras, el América acepta ser plato de segunda mesa de Ramón Díaz y anuncia dos fichajes modestos, Jean Beausejour y Andrés Chitiva. Chivas se conforma con el trabajador Efraín Flores y su argumento de “estoy enamorado de este proyecto”, y San Luis no acepta aumentar el sueldo a Raúl Arias, uno de los técnicos más exitosos pero con pasaporte mexicano.

 
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