■ Nombra al ex jefe del estado mayor Eric Shinseki secretario de Asuntos de Veteranos
Plantea Obama diplomacia de “garrote y zanahoria” con Irán
■ Teherán debe saber que son inaceptables su plan nuclear y sus amenazas a Israel, advierte
■ Ofrece retomar de cero la relación y cooperar “en los ámbitos que sea posible” con Rusia
Ampliar la imagen El general retirado Eric Shinseki fue presentado ayer por el presidente electo estadunidense, Barack Obama, como próximo secretario de Asuntos de Veteranos, en una rueda de prensa celebrada en Chicago Foto: Ap
Chicago, 7 de diciembre. El presidente electo estadunidense, Barack Obama, enumeró hoy los principios de lo que será su política exterior hacia Irán, en la que, dijo, impulsará un acercamiento acompañado de un paquete de “garrote y zanahoria”, para ver si la república islámica detiene su programa nuclear. Anunció también el nombramiento en la secretaría de Asuntos de Veteranos de Eric Shinseki, un ex jefe del estado mayor del ejército que fue pasado a retiro tras criticar la estrategia del presidente George W. Bush en la guerra de Irak, aunque el general de cuatro estrellas no tendrá desde su puesto ninguna influencia en las decisiones sobre la conducción de las fuerzas armadas en la ocupación de los territorios iraquí y afgano.
“No hay un hombre más estimado, más resuelto y mejor calificado” para el cargo, dijo Obama sobre Shinseki, de 66 años, nacido en Hawai, de padre japonés. Fue condecorado como “héroe de guerra” por su labor en Vietnam, donde perdió parte del pie derecho.
“Es exactamente la persona que puede ocuparse de que tratemos de manera honrosa a los soldados a su regreso”, agregó Obama al explicar durante una entrevista difundida por la cadena NBC News que los veteranos de guerra deben enfrentar diversos problemas al regreso a su país, especialmente en estos tiempos de crisis económica.
Obama dijo que la situación de algunos militares le rompe el corazón, y aunque no lo señaló explícitamente, se refería a las dificultades de los soldados para reinsertarse en la sociedad estadunidense, después de cumplir sus ciclos de combate en las zonas de conflicto. Además de los 4 mil 200 uniformados estadunidenses muertos en Irak desde marzo de 2003, cientos de soldados han quedado discapacitados.
Poco antes de la invasión a Irak encabezada por Estados Unidos, Shinseki se opuso a la postura del entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld y dijo en una audiencia convocada por el Congreso que Estados Unidos debería enviar cientos de miles de soldados para la guerra y estabilizar el país, porque, anticipó, “las tensiones étnicas” podrían derivar en otros problemas.
Rumsfeld y el subsecretario de Defensa Paul Wolfowitz rechazaron los cuestionamientos del general de cuatro estrellas y finalmente una fuerza de 140 mil militares estadunidenses fue enviada a Irak con el apoyo de tropas británicas, polacas, italianas y de otros países europeos y asiáticos. Tras el derrocamiento del presidente Saddam Hussein, Shinseki fue llamado a retiro en 2003, un año antes de que concluyera oficialmente sus funciones y cuatro después de que asumió el puesto.
El virtual estado de guerra civil en el que estuvo Irak en 2006 y 2007 obligó al Pentágono a enviar 20 mil soldados de refuerzo –principalmente a la zona de Bagdad– y esto propició que el número de bajas de Washington en Irak llegara a uno de sus niveles más bajos en los cinco años de guerra. Pero el cambio en la cifra de combatientes aumentó sólo hasta después de que Rumsfeld había dejado su cargo.
Obama, que ha hecho varios anuncios sobre los conductores de su política económica y exterior, a partir de la tercera semana de enero de 2009, designó en el Departamento de Defensa a Robert Gates, actual responsable de la cartera en el gobierno republicano.
El presidente electo se refirió en la entrevista difundida por NBC News a algunos temas de las relaciones exteriores de Washington. Reiteró su ofrecimiento de campaña electoral de dialogar con el gobierno de ese país –lo que finalizaría tres décadas de rompimiento casi total con Teherán–, pero aclaró que este acercamiento estará acompañado de un paquete de “garrote y zanahoria” para ver si detienen su programa energético nuclear, que Washington considera de carácter militar.
Obama dijo que con otros países pondrá a disposición de Irán “un paquete de garrote y zanahorias para ver si modifican sus cálculos acerca de qué les conviene hacer”.
Habrá sanciones más severas
Los incentivos incluirían ayuda económica a Irán –uno de los mayores productores de petróleo, que según Obama tiene presiones de inflación y desempleo– y más amplio acceso al sistema internacional de comercio. Pero de no aceptar los planteamientos, Estados Unidos se aliará con países como China, Rusia e India, que tienen relaciones económicas estables con Irán, para “acordar sanciones más severas (que las ya aprobadas por la ONU desde 2006) para modificar el comportamiento” de Teherán.
“Necesitamos una diplomacia dura pero directa con Irán, dejándoles muy en claro que su desarrollo de armamento nuclear sería inaceptable, que su financiamiento a organizaciones terroristas, sus amenazas contra Israel, son contrarias a todo lo que creemos” en Estados Unidos, puntualizó Obama.
“Sin embargo, también tenemos que enfocarnos en los palos. Para que podamos cambiar la conducta de Irán, tal vez sea necesario que tengamos que endurecer las sanciones”, afirmó.
En cuanto a las relaciones con Rusia, Obama dijo que es “es importante que retomemos de cero las relaciones entre Estados Unidos y Rusia... Queremos cooperar con ellos en los ámbitos que sea posible”, como la no proliferación nuclear y la lucha contra las organizaciones consideradas terroristas.
Estados Unidos y Rusia enfrentan actualmente dos situaciones conflictivas en la escena internacional. Una surgió cuando en 2007 Washington dio a conocer su intención de construir un escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, lo que Moscú considera una amenaza a su seguridad territorial. Otro punto de choque sucedió luego que Rusia incursionó en Georgia para repeler acciones militares de este país contra sus aliados en Osetia del Sur, en 2008.
“Debemos enviar (a Moscú) un mensaje claro: deben evitar intimidar a sus vecinos”, subrayó Obama.