En el Chopo
■ Bodegas y vendedores vespertinos
Ampliar la imagen Elemento de seguridad impuesto por locatarios de bodegas cercanas al Tianguis Cultural del Chopo, quienes no dejan que los chavos tomen fotografías en la zona Foto: Javier Hernández Chelico
Dos situaciones externas transcurren paralelas a las actividades del Tianguis Cultural del Chopo; ambas tienen un origen común: son movimientos parásitos generados a raíz de la convocatoria del mercado roquero entre la banda.
Las bodegas no pertenecen a la organización chopera, sin embargo, perviven de los visitantes citados por el Tianguis cada sábado desde hace casi cuatro lustros en ese sitio. Actualmente, los mencionados locales han conseguido tal grado de consolidación, que hasta cuerpos de seguridad tienen a su servicio –como la bodega de Camelia esquina con Aldama–, los cuales, gandallamente, impiden a los visitantes fotografiar sus negocios
La circunstancia más reciente, y que entraña riesgos de diferente orden, es la proliferación de ambulantes que se instalan –ya formalmente– desde temprana hora en las aceras de Aldama, desde Camelia hasta casi Eje 1 Norte. Primero, encubiertos en camionetas que estacionan en batería y que acondicionan la cajuela como aparador; después, algunos tienden mantas sobre el piso, y los más experimentados, hacen gala del oficio y hasta estructuras para exhibir su material colocan sobre la carpeta asfáltica de las mencionadas calles.
Definitivamente, los mencionados mercaderes no son los chavos que hace algún tiempo se dedicaban a caramelear (ofrecer dulces a cambio de una cooperación). Ahora llegaron comerciantes de a de veras, quienes mezclados con chavos que venden ocasionalmente, se aprovechan para extenderse cada día más y marcar cierto coto de impunidad para vender sin ningún tipo de compromiso; además, algunos aprovechan para echarse sus caguamas y quemartita pague la factura. ¿Y las autoridads de vía pública delegacionales?
El rock sigue en el tianguis
No obstante lo anterior, el Chopo sigue a la vanguardia en rock: directo de Berlín, llega a nuestro país un trío de migrantes mexicanos devenidos banda de rock; La calzada de los muertos, es su nombre y retornan con propuesta roquera, apresada en el céde La muerte con charango. Son una docena de rolas con altas dosis de nü metal, ska, punk y sonidos de mariachi que cobijan voces extraídas de la calle, de la marginalidad.
Otro disquín de colección es Gieco querido, trabajo musical donde rinden homenaje a León personajes de la estatura de Spinetta, Gustavo Santaolalla, Bersuit, Reincidentes y Mercedes Sosa, entre otros. Son 15 rolas de la autoría de Gieco en voz de gente que así demuestra su admiración por el Dylan argentino. También hay nuevo disco, con el cabalístico nombre de Monttana 69, y es el rubio cantante de rock sex urbano, Charly Monttana. Son 15 canciones las que entona Charly para mostrar a sus fans –sobre todo a las féminas– lugares y situaciones ilustradas con letras desmadrosas que construyen postales de un barrio rebosante de chavas, alcohol, sexo y sobre todo, rocanrol. Este material sonoro es fácil de encontrar en el Tianguis, en el puesto 100, con Saúl (siempre tiene ofertas), y con Javier Torrija, en el 154.