La vorágine de los libros
De las ollas y sabores puede surgir el nuevo hombre: Laura Esquivel
En 1989 apareció un libro que se convertiría en uno de los más leídos de la literatura mexicana: Como agua para chocolate, de Laura Esquivel. Casi 20 años después, la editorial Suma de Letras publica la edición conmemorativa de 5 mil ejemplares.
Al presentar la edición limitada en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la directora de la editorial, Laura Lara, explicó que aparece tal como su autora lo concibió desde el principio, es decir, una novela por entregas, escrita en doce capítulos a través de los cuales el lector se sumerge en recetas y remedios. Dentro de una caja de lujo contiene los doce fascículos numerados hasta el cinco mil y firmados por la autora.
Esquivel recordó que el interés de escribir esta novela, cuya historia fue llevada al cine, surgió de su gusto por ver las fotos de su familia. Así descubrió a Tita, la protagonista, a quien a través de la ficción le quiso dar un final diferente al que tuvo en la realidad.
Así mismo, la movió el interés de ver un cambio en el mundo. “Yo pertenezco a la generación de los 60, que vivimos con gran ilusión la llegada de un hombre nuevo, con otros valores, y en ese momento pensé que lo que valía la pena era estar afuera de la casa para lograr cambios importantes. De pronto empezamos a ver como estos cambios en el mundo público no siempre se reflejan en beneficio colectivo, porque si no van acompañados de un cambio interno, no pasa nada. Todavía estamos en eso”, dijo.
Añadió que la construcción de una nueva sociedad, no se hace sólo poniendo énfasis en el orden público y por ello intentó que con su libro la gente volteara al mundo del hogar, porque “este mundo es el que nos pone en contacto de verdad con otro no tangible, con el mundo de la emoción, de lo sagrado y con elementos de la naturaleza que nos recuerdan que no somos un engranaje de consumo, sino algo más. Para mi era importante que la gente volteara a la cocina, porque el hombre que todavía no surgía, podía surgir de ahí, de los sabores y de las ollas, que podían alimentarlo”, indicó.