■ Presenta un volumen de poemas y canciones titulado Rondas de la niña mala
Elena Poniatowska devela en la FIL una faceta poco conocida
■ “Tuve una tía poeta, Pita Amor... estaba un poco pirada... yo también, así que vamos por el mismo camino”
■ Entre literatura y periodismo hay un gran precipicio, define la escritora
Ampliar la imagen Escombrando encontre estos poemas, dijo Elena Poniatowska al presentarlos en la FIL, donde el viernes entregó también el libro Jardín de Francia Foto: Arturo Campos Cedillo
Guadalajara, Jal. 5 de diciembre. Elena Poniatowska presentó en Guadalajara una faceta poco conocida por el público: la de autora de poemas y canciones reunidas en su libro Rondas de la niña mala.
Es jueves por la noche. Lleva ya tres horas en el salón: primero presentó el libro El periodismo incómodo, de Sanjuana Martínez, después El 68, la tradición de la resistencia, de Carlos Monsiváis, y a las 20 horas su libro Rondas de la niña mala, publicado por Era.
Un libro “inclasificable”, dijo Benito Taibo, encargado de llevar el diálogo con la periodista, quien entre sus poetas favoritos cuenta a Octavio Paz, Jaime Sabines y muchos contemporáneos. “De niña leía en francés a Jacques Prévert y tengo otros que me emocionan muchísimo. Tuve una tía poeta, Pita Amor, nomás que estaba un poco pirada, bueno yo también así que vamos por el mismo camino”.
Creí que no servían para nada
El material que se publica en este volumen fue escrito a partir de 1950, algunos son dedicados a su familia y “tengo un titipuchal de estas cosas. Están dedicados a mi hermana que es 11 meses menor que yo. También a mi padre, mi madre, mi hermano que murió a los 21 años, ellos no alcanzaron a leerlos. Les perseguía para leerles Lilus Kikus, pero los adultos siempre tienen mucho quehacer”.
Así que guardó todos estos textos. “Pensaba que no le servían a nadie. Octavio (Paz) me dijo ‘publícalo’, pero yo pensaba que lo decía por buena persona; yo pensaba que de veras no servían de nada, y los guardé.
“Cuando uno guarda las cosas las olvida, así que ahora estoy como dicen escombrando –porque pienso que ya es hora de limpiar, porque no les puedo dejar a mis hijos todo un tiradero de papeles y de borradores, tengo que levantar las cosas– encontré eso, lo enseñé a la editorial y quisieron publicarlo. No creo que sea una transición (de la novela a la poesía), sino una época que se recoge y se desentierra. Hay muchísimo más pero pensé que mejor poquito”.
Ahora, añadió, su intención más que escribir poesía es seguir haciendo novela, continúa recogiendo sus entrevistas y artículos.
Al público le llega el momento de las preguntas
–¿Por qué hay tan pocos poetas de izquierda?
–Yo creo que la poesía no tiene por qué ser de izquierda o de derecha. Hay que pensar que hay escritores y novelistas como José Revueltas, que en su prosa hacen poesía; creo que Monsiváis sabe tanto de poesía porque él mismo hace poesía, nada más que la esconde y ahorita estaría diciendo dos o tres chistes. José Emilio Pacheco, que para mí es el más grande poeta vivo que tenemos en México, y creo que es un hombre de izquierda –que no milite es otra cosa. Si me pregunta qué gran poeta de izquierda hay en México creo que es José Emilio y hay muchos otros. Lorca, obviamente, pero eso es España, pero es un ejemplo para los poetas de derecha, izquierda o centro.
–¿Nos ha visto crecer o madurar a nosotros como mexicanos?
–Yo creo que sí, pero porque yo también he madurado y todos maduramos. Lo que sí nos cuesta más trabajo a todos, sobre todo a mí, es estar en la realidad. Decía Rosario Castellanos que el hombre no aguanta mucho la realidad, ya sea la propia o la que ahorita nos rodea que es para abatirnos: la infame realidad política que estamos viviendo, pero a mí me emociona muchísimo la reacción de la gente, los plantones, las manifestaciones y la gente que se levanta a hablar. Creo que en México, como lo dice López Obrador, lo mejor es la gente.
–¿Cuál ha sido su entrevista más difícil y cómo hace la diferencia entre el periodismo y la literatura?
–Siempre me ha costado muchísimo trabajo entrevistar a Carlos Monsiváis, porque no se deja.
“La diferencia entre el periodismo y la literatura es grande, hay un precipicio: porque el periodismo uno lo hace con premura y la premura justifica a veces lo mal hecho. Uno tiene que entregar el artículo en determinado momento y si uno quiere investigar más ya no hay tiempo. Escribir una novela necesita manos blancas, es decir, manos quietas, no esa especie de trepidación interior del periodismo. La novela necesita además tirar muchísimas hojas y sentarse frente a la computadora sin saber a dónde se va ni qué se está diciendo, y pensando por qué no vuelvo a lo más fácil que ahora sería para mí después de 55 años de hacer periodismo.
Termina la presentación y Elena vuelve a firmar libros y más libros. Este viernes habló de su libro Jardín de Francia, que publica el Fondo de Cultura Económica.