■ Riesgo de violencia entre vecinos de Alumbres y presuntos invasores
Queman 40 chozas por disputa de predio en comunidad de Hidalgo
■ Unas 200 personas, armadas con palos y machetes, impiden acceso al área
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Restos de una de las humildes casas que fueron incendiadas por campesinos de la comunidad de Alumbres, en el estado de Hidalgo. Los habitantes aseguran que el predio donde fueron levantadas “pertenece al pueblo” y presuntos precaristas las invadieron
Foto: Carlos Camacho
Zacualtipán, Hgo., 5 de diciembre. Campesinos de la comunidad de Alumbres intentaron recuperar un predio “propiedad del pueblo” y quemaron 40 humildes viviendas de familias que se asentaron allí en forma irregular desde hace una década. Para evitar el regreso de los “paracaidistas”, más de 200 personas vigilan el predio y han instalado retenes en los accesos, donde se han apostado campesinos armados con palos y machetes.
Desde la mañana del jueves aprovecharon la ausencia de los jefes de familia que laboran en los cultivos de La Vega de Metztitlán para comenzar a destruir las 40 viviendas, construidas de madera, láminas galvanizadas y lonas. Luego les prendieron fuego.
Las mujeres y niños que se encontraban en sus hogares huyeron al monte y no han vuelto por temor a ser agredidos. Se teme un enfrentamiento entre los presuntos invasores y los que reclaman la propiedad del predio para el pueblo de Alumbres.
Algunos testigos recordaron que el terreno era propiedad de José Isabel Flores Morales, quien vendía y revendía los lotes a personas ajenas al poblado, pero los lugareños argumentan que los predios “son propiedad de la comunidad”.
Algunos de los que quemaron las chozas indicaron que pidieron la presencia de la policía para evitar algún enfrentamiento, pero que nadie se ha acercado.
Uno de los argumentos esgrimidos por quienes desde ayer destrozaron las chozas es que los invasores no sólo “nos han quitado nuestras tierras”, sino que han destruido árboles y han atentado contra esa zona boscosa de la sierra de Molango.
En el lugar se observaron los daños a las casas, la presencia de las personas que vigilan el lugar, así como los retenes en los caminos vecinales para impedir el retorno de las 40 familias expulsadas.
Ninguna autoridad se había acercado desde ayer al lugar, menos había vigilancia policiaca para impedir un posible enfrentamiento entre los grupos antagónicos.