Educación, buenos deseos y tiempo perdido
A dos años del festejado inicio de la presente administración, cuesta un poco de trabajo entender qué es lo que Felipe Calderón y sus amigos puedan festejar; ciertamente que hacerlo por los logros en la lucha con el crimen organizado resulta de humor inglés, al igual que por los de empleo o de avance económico.
Cuando repaso lo que ha acontecido en cada uno de los sectores de gobierno, me viene a la memoria lo que le sucedió a una tía mía, cuando concurrió a un velorio y al presentar su pésame a la viuda, sin saber qué decir, sólo se le ocurrió expresarle “muchos días de estos”.
En el caso de la educación no debería haber sorpresas, la designación de Josefina Vázquez Mota como secretaria constituyó un claro indicio del interés del presidente por mejorar la educación. El indicio pudo ser confirmado cuando la secretaria designó a sus colaboradores cercanos, ninguno de los cuales sabía nada de educación y éstos, a su vez, nada hicieron por rodearse de asesores que conociendo el tema les pudieran hablar de las enormes problemáticas y rezagos que conforman el escenario educativo.
Los resultados de estos dos años son bonitas declaraciones, propuestas que reflejan buenos deseos y desconocimiento de la realidad que vive el país, al igual que de los avances recientes en la educación. Para un número creciente de especialistas, si la Secretaría de Educación desapareciera y la enseñanza quedara bajo la responsabilidad de los estados no pasaría nada. Por supuesto que no comparto esa opinión, estoy seguro que se notaría una sensible mejora en muchos de ellos.
Hace poco más de 18 meses tuve una reunión con el encargado de políticas educativas, un doctor, no sé bien en qué, de apellido Santibáñez. En cuestión de minutos me pude dar cuenta de que el señor tenía una concepción de la educación que seguramente le había dado su abuelita. Mis esfuerzos por hacerle comprender lo que implicaba la innovación educativa resultó ser una misión imposible.
Tuve también por ese tiempo otra reunión con el director del Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, que ostentaba un título de ingeniero aeronáutico y que era ya conocido por su ineptitud en los cargos ocupados anteriormente, el cual había sido designado quién sabe por quién y que desde luego daba la impresión de que su misión no era otra que destruir ese instituto en un tiempo razonable. La reunión me dejó la impresión de que había estado con un orangután, aunque sin la curiosidad y vivacidad que les son características. A mi esfuerzo por mostrarle con un planetario virtual cómo funciona el sistema solar, sólo atinó a preguntarme si eso estaba de acuerdo con los libros de texto de la SEP. Su incapacidad para dar continuidad al proyecto Enciclomedia, de grata memoria como legado de Fox, constituye ya una de las muestras de su estilo personal de dirección.
El Instituto Nacional de Educación para los Adultos, supuestamente creado para atender el rezago educativo proporcionando enseñaza básica a quienes no tuvieron acceso a ella, era un caso todavía peor; para dirigirlo, Vázquez Mota nombró a una mujer que anteriormente había sido alcalde de Hermosillo, y su mayor mérito era el de tener el nombre de una antigua artista de cine, cosa que seguramente le ayudó a lograr bastantes votos. La nueva directora del INEA, replicando lo hecho por la secretaria, llegó rodeada de sus ayudantes de la presidencia municipal, decidida a mejorar los índices educativos con base en actos políticos de lucimiento personal. Ya en el sexenio de Fox, el puesto había sido ocupado por un personaje folclórico traído del Tecnológico de Monterrey, donde coordinaba las actividades de promoción comercial.
En algún momento tuve oportunidad de mostrarle a ese funcionario algunos programas de tecnología educativa, diseñados para ayudar a los estudiantes a entender los diferentes fenómenos del clima y su impacto en las comunidades y regiones del país. La reunión terminó cuando me dijo que sin entender nada de eso, él había logrado tener una vida de éxito y sin problemas, a lo que me vi forzado a contestarle que eso les sucedía también a las vacas que dedicaban su tiempo a pastar apaciblemente. La designación de la secretaria Vázquez Mota tuvo como desenlace la salida de la directora, luego de un año de inactividad, para ir a preparar su campaña en pos de la gubernatura de su estado.
Por las declaraciones recientes de Miguel Szekely, respecto a la maravillosa oportunidad que tendrán los migrantes forzados a regresar a México por la crisis económica, de inscribir a sus hijos en algún programa del INEA, me imagino que el subsecretario de educación media no sabe que el instituto lleva varios meses sin dirección, luego de años sumido en la indiferencia del gobierno.
El mismo doctor Székely es otro caso digno de estudio por sus visiones triunfalistas de avances pedagógicos, sólo comparables con los célebres trabajos de Hércules, el héroe mitológico; a él lo recuerdo con frecuencia cuando me invitan a dar alguna conferencia o taller, en alguno de los tantos rincones rurales del país, donde se mantienen de manera heroica y milagrosa los planteles de bachillerato de las zonas rurales.
Una maravillosa muestra de los logros de la Secretaría de Educación Pública luego de sus dos arduos años de trabajo puede ser observada y consultada en el portal de Internet www.aulatelematica.com.mx/ en la que la SEP presenta su nuevo programa de tecnología “Habilidades digitales para todos”, para orientar e inducir a los profesores a realizar mejor sus actividades; si el lector tiene un poco de tiempo para navegar por esta excelsa obra, podrá comprobar por sí mismo cómo se puede usar la tecnología con todos sus ruidos y colores para lograr exactamente, bueno no sé bien qué, pero esto es lo de menos, pues de seguro puede ser utilizada como ejemplo de mercadotecnia para algunas trasnacionales que andan un poco atrasadas al respecto.