■ Durante una velada evocaron al “hombre brújula”, a unos meses de su fallecimiento
Amigos de Eugenio Montejo resaltaron el legado del notable poeta venezolano
Un grupo de amigos de Eugenio Montejo (1938-2008), uno de los máximos poetas de Venezuela, se reunió la noche del martes en la Casa del Poeta Ramón López Velarde para recordarlo a unos meses de su muerte y para resaltar la importancia de su legado.
El poeta sevillano, Francisco José Cruz Pérez, director de la revista Palimpsesto, se refirió al “esmero formal” que hay en la poesía de Montejo, quien resumió esta preocupación estética en el siguiente verso: “En un viejo país desabrochado, yo iba de puerta en puerta, mendigando la forma”.
Quizás “en esta nostalgia de la forma, o sea de la armonía del mundo, arraigue la dimensión abarcadora de su obra, hasta convertirse en un admirable correlato de su vida interior”.
Cruz Pérez, quien asistió a otro homenaje que se rindió a Montejo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, dijo también la labor de maestro involuntario, “que animaba a menudo, sobre todo a los jóvenes, a volver al romancero, con la idea de que su lectura ayudaría a recuperar esa especie de ilusión o inocencia artesanal, tan necesaria en una poesía menos desaliñada y superflua, más emotiva y entrañable, capaz de acompañarnos en nuestros ancestrales deseos e incertidumbres”.
Su poesía y su trato, añadió Cruz, eran apacibles, “como si viniera de otro siglo a éste, estridente y ostentoso; su trato tenía algo de prudencia desusada que hacía compatibles el respeto y confianza, la ilusión afectiva y su insondable intimidad”.
Adolfo Castañón dijo que “en el océano de voces de la literatura y la poesía, es más fácil extraviarse que encontrarse, seguir una o varias pistas falsas, sin darse cuenta”, de ahí que sea “tan grave, oceánica, la pérdida de una voz como la de Eugenio Montejo, que se distinguía no por hablar o gritar, si no por su callado hacer diciendo y su elocuente callar entre los mundos y las formas”.
Montejo, agregó el ensayista y editor, “es una referencia, un hombre brújula, alguien que impone orden, un mago en la exploración de la realidad síquica, poética y terrenal”.