■ Remueven al general y viceministro de Defensa Vladimir Isakov
Comienza Moscú reajuste en la cúpula militar rusa; purga de antirreformistas
Moscú, 3 de diciembre. Con la remoción del general Vladimir Isakov, que en los últimos 10 años tuvo a su cargo la oficialía mayor del ejército ruso con rango de viceministro de Defensa, comenzó este miércoles un importante reajuste en la cúpula militar de este país.
Isakov era la cabeza visible del grupo de altos funcionarios del Ministerio de Defensa que se oponen a la reforma de la institución castrense que pretende llevar a cabo el titular de la cartera, Anatoli Serdiukov, un civil designado en la presidencia de Vladimir Putin, el actual primer ministro.
Respetuosos de las reglas del juego, que impiden a los militares hacer públicas las desavenencias con sus superiores, trascendió sin embargo que hace unos días Isakov y otros ocho oficiales de alto rango del estado mayor presentaron su dimisión al presidente Dimitri Medvediev en protesta por los cambios que impulsa Serdiukov.
La versión, difundida por dos diarios locales, fue calificada de “pura invención” por el Ministerio de Defensa, en un intento de que el escándalo quedara como asunto intramuros.
Calmadas las aguas mediáticas, la destitución confirma que Serdiukov tiene un delicado problema en su entorno y sugiere que habrá, y pronto, más cambios en la jerarquía militar rusa.
En el grupo de inconformes del estado mayor se incluye a los generales Valentín Korabelnikov, titular de Inteligencia Militar (el temible GRU, por sus siglas en ruso, eterno rival del KGB soviético); Vladimir Goshkoder, jefe de operaciones, y otros seis directores generales.
La reforma de Serdiukov causa tal malestar al interior del ejército ruso que el jefe del estado mayor, general Nikolai Makarov, considerado un hombre de total confianza del ministro, emitió –el pasado 11 de noviembre– una circular interna que prohíbe a los militares hacer declaraciones a los medios de comunicación sobre los cambios en las fuerzas armadas, y también sobre el estado de ánimo de los oficiales y soldados.
El malestar castrense se funda en que la mayor parte del presupuesto de defensa –que para el año entrante asciende a 46 mil 550 millones de dólares, una cifra récord que, no obstante, sigue siendo 20 veces menor de lo que en este rubro gasta Estados Unidos y que, además, está ahora en entredicho por la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos– es para renovar el arsenal nuclear de Rusia.
Entretanto, muchos oficiales carecen todavía de vivienda digna y su promedio salarial no supera el equivalente de 5 mil pesos.
Para enmendar un poco la situación, el ministro Serdiukov anunció, en octubre anterior, que la reforma busca lograr que las fuerzas armadas de Rusia tengan, hacia 2012, un millón de efectivos, entre oficiales y soldados.
Esto significa que, entre otras medidas, se quedarán sin empleo un total de 130 mil militares, y los más afectados serán los oficiales, que pasarán de los actuales 315 mil a 150 mil. Asimismo, Serdiukov quiere mandar a retiro a 200 generales (de los mil 100 que hay en la actualidad).