■ El próximo secretario de Comercio será el latino de mayor rango en el gobierno de EU
Sentar las bases para el progreso, la tarea de Richardson: Obama
■ Como gobernador de Nuevo México se opuso al muro fronterizo y a las deportaciones masivas
■ “Será un estratega clave” y ayudará en la reconstrucción del país, asegura el presidente electo
Ampliar la imagen El gobernador de Nuevo México y próximo secretario de Comercio, Bill Richardson, llega a la conferencia de prensa, en la que se hizo oficial su nombramiento, con el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama Foto: Ap
Nueva York, 3 de diciembre. Bill Richardson, el gobernador de Nuevo México, fue nombrado hoy por Barack Obama como próximo secretario de Comercio, y con ello será el latino y mexicano-estadunidense de mayor rango en el nuevo gobierno de Estados Unidos, y el primero que habló en español al ser presentado ante los medios.
Obama, al presentar a su “gran amigo” afirmó que su papel como secretario de Comercio será establecer las bases “para la prosperidad a largo plazo” de la economía, y apoyar a las empresas y negocios estadunidenses a desarrollarse tanto aquí como en el extranjero. “Con su amplitud y profundidad de experiencia en la vida pública, el gobernador Richardson está sumamente capacitado para este papel como el diplomático económico principal de Estados Unidos”.
Richardson afirmó que la generación de empleo, el crecimiento económico, el desarrollo sustentable y la mejora de las normas de vida son las tareas del Departamento de Comercio que encabezará, y afirmó que con el liderazgo de Obama “Estados Unidos de nuevo estará al frente de la innovación, especialmente en la frontera de independencia energética y empleos de energía limpia”.
Y en español declaró: “Al resto de la comunidad latina: gracias por su apoyo y su confianza. Gracias por sus votos a nuestro candidato y ahora presidente electo. Como él nos dijo, sí se puede. Y nuestro voto ha sido nuestra voz. Esta elección ha demostrado nuestra fuerza y nuestro unidad. Tenemos que seguir luchando por nuestros derechos al mismo tiempo que perseguimos el sueño americano para todos. A los millones de habitantes de América Latina y el Caribe, hay que fortalecer nuestros nexos y recordar la importancia de un hemisferio unido.”
Richardson, hijo de madre mexicana y un estadunidense (quien fue ejecutivo de lo que ahora es Citibank en México), vivió sus primeros 13 años de vida en la ciudad de México.
En su carrera política se ha convertido en uno de los políticos latinos de mayor perfil tanto en Estados Unidos como en el ámbito internacional, primero como representante federal (donde frecuentemente se atrevió a funcionar como enviado especial, a veces no oficial, a sitios de conflicto y con crisis en las relaciones con Washington, incluyendo Corea del Norte, Cuba entre otros), después como secretario de Energía, embajador de Estados Unidos ante la ONU (ambos bajo la presidencia de Bill Clinton) y ahora en su segundo periodo como gobernador de Nuevo México.
Richardson, quien fue también precandidato presidencial demócrata al inicio de esta elección, prestó su respaldo a Obama en un momento crítico de la campaña presidencial en las elecciones primarias, algo que fue percibido como una traición por su viejo jefe Bill Clinton y su esposa, la precandidata Hillary Clinton. Posteriormente, Richardson fue considerado clave en la promoción del voto latino para Obama (el presidente electo obtuvo dos tercios del voto latino en la elección general).
Su nombramiento provocó especulación sobre si fue su –y también para los votantes y políticos latinos que apoyaron a Obama– premio de consolación, ya que todos sabían que deseaba ser secretario de Estado (bueno, también deseaba ser presidente, y supuestamente después, vicepresidente), sólo para ver que su ahora enemiga Hillary Clinton ocupará ese puesto.
Obama respondió a ello declarando que el puesto de secretario de Comercio es parte de su equipo económico que “estará abordando el tema más significativo que enfrenta Estados Unidos ahora mismo, y eso es, cómo logramos poner a trabajar a la gente y rejuvenecer la economía”. Afirmó que Richardson lo ayudará a desarrollar estrategias para “reconstruir a Estados Unidos”. Y que será “un estratega clave en todos los temas sobre los que trabajamos”.
Richardson también será una presencia potencialmente importante en torno a temas de suma importancia para México, en particular sobre migración. Como gobernador y precandidato presidencial, se distinguió por sus posiciones sobre el asunto de migración. Se opuso al muro fronterizo, se opuso a una versión de la propuesta de reforma migratoria porque no incluía suficientes garantías para mantener unidas a familias migrantes, e insistió en una reforma que incorporaría un camino hacia la legalidad para los indocumentados; también denunció propuestas para las deportaciones masivas.
A la vez, sorprendió a algunos cuando como gobernador del estado fronterizo de Nuevo México declaró un estado de emergencia en 2005 por el flujo de drogas e indocumentados en su frontera, dio la bienvenida al despliegue de tropas de la Guardia Nacional a la frontera y aboga por mayor seguridad fronteriza.
Sin embargo, su herencia también lo ha llevado a ofrecer perspectivas muy diferentes a asuntos de relaciones con América Latina, y se ha interesado en buscar soluciones a problemas de relaciones bilaterales, como en la relación con países como Cuba, Venezuela, y en defensa de México cuando otros políticos han optado por atacarlo.
“Mi padre estaba muy orgulloso de su hijo estadunidense, y mi madre estaba muy orgullosa de su hijo mexicano. Ese orgullo me lo pasaron a mí, y yo crecí honrando a Estados Unidos y a México”, escribió en su autobiografía Between Worlds: The Making of an American Life. Su padre fue William Blaine Richardson, gerente de First National City Bank en México, y su madre la mexicana María Luisa Collada. Nació en Pasadena, California (su padre envió a su madre para que naciera ahí, y de inmediato regresaron a la ciudad de México).