La vorágine de los libros
■ La artista Paulina del Paso utilizó la técnica audiovisual para hacer Coqueterías
Dan a conocer serie editorial donde el humor se impregna de tintes eróticos
■ La creación es insaciable, por eso recurre a la experimentación, expresa a La Jornada
Guadalajara, Jal., 2 de diciembre. Leer con el dedo es lo más lejano al sistema braille, al menos en la serie de cuatro libros titulada Coqueterías, que Paulina del Paso presentó en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
La artista, hija del escritor Fernando del Paso, ha hecho de la técnica audiovisual un camino con muchas bifurcaciones. Ahora transita por el estilo que Tumbona Ediciones ha desarrollado desde hace tres años en México, respecto de libros que se leen hojeándolos a la velocidad que cada lector desee y que llena al lector-espectador de reminiscencias de los inicios del cine: historias breves contadas mediante la sucesión manual de imágenes que dan la sensación de movimiento.
“Fue algo muy emocionante, era un reto porque es un tiempo muy corto para contar algo, a diferencia de los de animación, que son de un tiempo irreal y puedes contar mucho, pero en video las cosas duran lo que duran: le quitas cuadros pero en realidad no puedes hacer mucho; tienes que pensar en ideas muy breves y, como yo venía de hacer una serie de fotos eróticas, cuando me invitaron me gustó hacerlo así, erótico, light: acciones breves, un guiño, que se prestan para este coqueteo con el lector”, dice en entrevista.
Sin embargo, hojear sus libros a la velocidad que uno desee, recupera de inmediato lo visual del trabajo. Son pequeños volúmenes aptos para que el índice deje correr las hojas y se pueda apreciar el efecto del movimiento.
Riqueza en cada formato
En los cuatro libros, Paulina del Paso narra historias que efectivamente llevan al lector-espectador hacia el humor impregnado de tintes eróticos.
El formato de las fotografías con las que ilustra las cuatro ediciones fue grabado en cámara de alta definición, escenas con varias amigas de Paulina y un amigo, las cuales editó y manipuló en algunos casos, quitó cuadros y finalmente dejó secuencias en el material definitivo.
“Es como un minicortometraje, como tener una película que se puede llevar en el bolsillo. Hay video y les puse música para hacerlo más ameno; la idea es que a la gente les guste y les de gana de tenerlos. Cuando he hecho video se lo enseño a las personas y nunca más lo vuelven a ver, pero esto es algo que se puede llevar”, agrega.
Nacida en Londres, pero con una trayectoria que abarca exposiciones en Alemania, Brasil, Canadá, Francia, Italia, México, Suiza, Polonia y la más reciente en la capital británica –su primera individual–, Paulina del Paso comenzó haciendo video en Guadalajara cuando su padre vino a vivir a esta ciudad. Estudió cine con Daniel Varela y luego amplió su mirada hacia lo audiovisual: fotografía, videoinstalaciones y documentales.
–Su padre (Fernando del Paso) es un artista que, si bien es conocido por su obra literaria, también explora otras expresiones. ¿Eso es parte de su herencia?
–A mí también me encanta estar en varias cosas, brincar del documental a estos libros, al video; siento que la creación es insaciable y cada formato da algo diferente y por eso la experimentación. Mi ámbito es lo audiovisual, a veces sin audio.
–Pero también alguien tan ligado al arte audiovisual algún día buscará la expresión que se antoja más fuerte, los largometrajes de ficción. ¿Es su caso?
–Hasta ahorita no. Tengo algunos cortometrajes y me encantaría un día hacer ficción, pero tiene que ser una historia que yo diga que la quiero contar.
Señala que su obra tiende a girar mucho alrededor de su vida, un mundo que es juguetón, a veces inocente, acomplejado, “en el sentido divertido. Creo que el humor se lo heredé a mi papá”.
La presentación de la serie Coqueterías, de Paulina del Paso, junto a la serie deportiva de Christian Cañibe, se efectuó el pasado lunes en el salón Mariano Azuela de la FIL.