■ Editó y promueve en Japón su primer disco solista, con temas que se acercan al jazz y al rock
Alonso Arreola regaló su Música horizontal a melómanos potenciales
■ En empaque de lujo, los 10 mil piezas del cedé fueron gratuitas para que sus canciones “viajaran”, explica
■ El bajo es el corazón del álbum y la literatura está muy presente, dice
Ampliar la imagen Arreola modificó su bajo para explorar con otros sonidos
Música horizontal, el primer disco que Alonso Arreola lanzó como solista, desencadenó un efecto dominó. El último en la cadena lo llevó a editar el álbum en Japón, donde actualmente se encuentra presentándolo, con su quinteto para este proyecto: Alejandro Otaola (guitarra), José María Arreola (batería), Gerry Rosado (guitarra) y Daniel Zlotnik (saxofón).
Música horizontal (Intolerancia, 2007; Poseidón, 2008) fue un disco que Arreola, considerado uno de los mejores bajistas de México, hizo tal como quería, sin concesiones, desde el contenido hasta la distribución, y quizá por eso resultó tan afortunado.
Sus 10 mil unidades en empaque de lujo fueron gratuitas. Cada pieza tuvo un “mecenas” que la patrocinó, entre ellos colegas músicos, y se invitaba a la gente a compartirlo física o digitalmente. Mucha gente lo bajó de Internet, amigos músicos lo distribuyeron en sus conciertos, también se repartió en obras de teatro y en una librería. Lo que le importaba a Arreola era que la música viajara.
Efecto dominó
El sistema de distribución “es lo mejor que pude haber hecho. Todo lo que ha pasado a raíz de eso ha estado increíble. Rindió muchos frutos: el simple hecho de que vayamos para allá o los conciertos que hemos hecho acá, la gente que he conocido, las invitaciones a hacer cosas (como la música para la coreografía de danza contemporánea de Gabriela Medina). Tener la oportunidad de darle un disco con esas características a melómanos potenciales durante todo un año tuvo un efecto dominó.
“Fue una coincidencia afortunada que meses después bandas, como Radiohead, dijeran vamos a hacer un disco co
En un principio, ni siquiera pensaba tocar el disco en vivo. Dudaba que pudiera funcionar.
Las piezas compuestas por Arreola, algunas en colaboración con otros músicos, se acercan al jazz y al rock, pero se salen de cualquier formato. Incluyen sonidos de la calle, como la lluvia de Tepepan. El bajo es el corazón del disco, y la literatura está muy presente, con Jaime López citando a Pablo Neruda y la voz de Juan José Arreola (abuelo del bajista). Participan los guitarristas Trey Gunn y David Fiuczynski y el bajista Michael Manring.
A pesar de las dudas de Arreola, en vivo el disco ha sido muy bien recibido. “La forma en que presentamos la música es muy lúdica, muy desmadrosa”, contó en entrevista telefónica antes de partir a Japón.
“Como he visto la respuesta positiva de la gente, me he soltado más para echar desmadre con más elementos de los que usé en el disco, que son toda clase de juguetes, pelotas de ping pong, globos, patitos de hule, cuerdas, sonajas, canicas”, siguió. “Además, los aprovecho más porque le hice adaptaciones tecnológicas a mi bajo (le puse un micrófono externo, de tal suerte que el cuerpo del bajo funciona como un instrumento de percusión o un micrófono)”.
También, el público interactúa, cosa que surgió en algún concierto, no fue premeditada: “Les aviento globos, silbatos, campanitas, y tocan conmigo.”
Arreola le dice al grupo: “Mientras le guste a las chavas y a los niños, vamos por buen camino. Porque la música… tienes ciertas condiciones como para que les pueda interesar a los músicos, a los melómanos, pero estoy en contra de la solemnidad jazzística que a veces aparece. Si uno grabó la música en los términos que quiso, al momento de mostrarla en vivo uno puede pensar más en un espectáculo”, y no tiene por qué asumir la actitud de “yo hago música experimental bien chida, y si no le entiendes es porque tú estás mal, que es una cosa horrible”.
Y siguió: “Hay piezas en el disco nuevas que estoy componiendo cuya clave va a estar en la manera de presentarlas. Va a ser la gran diferencia: el tipo de show que hagamos para mostrarlas”.
En marzo pasado, estuvieron en el festival Baja Prog, en Mexicali, y les fue muy bien, contó Arreola. Ahí, una disquera japonesa le ofreció editar el álbum en Japón y que se presentaran en Osaka, Hiroshima, Kyoto y Tokio.
El mecanismo de comercialización y distribución del disco y su empaque serán distintos al mexicano. En cambio, incluirá dos bonus tracks en vivo. “El disco original era un poco más como de laboratorio, con invitados. Es más, ni siquiera lo pensaba tocar en vivo. En cambio, ahora me interesa mucho que la gente escuche cómo suena el grupo en vivo. De hecho, el próximo disco va a ser así, más de banda en cuanto al sonido, con el puro quinteto (con los que está ahora, que también tienen sus propios proyectos), casi sin invitados y sin tantos instrumentos bizarros”, explicó el ex integrante de La Barranca (Otaola y José María Arreola también estuvieron en La Barranca).
La nueva producción se llamará Cruento. “Durante un periodo, desafortunadamente tuve la sangre demasiado cerca de mi vida y pensé mucho en eso: en la sangre como una caja llena de secretos y nombres extraños y partículas y anticuerpos y cosas maravillosas; decidí investigar sobre la sangre y mucha de la música está inspirada en eso.”
Además en el Taller LabA, Arreola, Otaola y José María imparten a casi 50 alumnos clases de bajo, guitarra y batería.
También colabora con Alejandro Otaola en su proyecto Fractales y está haciendo la música para Gabriela Medina. Escribe para varias publicaciones, entre ellas una columna en La Jornada Semanal, y lleva un blog con un heterónimo en vivelatino.com.mx.
Con Cruento quiere hacer la distribución de manera similar a la de Música horizontal: “Va a ser gratuito de nuevo, pero no estoy seguro del formato; lo que sí te puedo decir es que la idea del contagio sanguíneo va a ser muy importante”.