Las mil caras de Siqueiros
En la calle de Tres Picos número 29, en Polanco, se encuentra una casa que tiene todo el carácter de la arquitectura de los años 50 del pasado siglo. Aquí vivió y trabajó durante varios años David Alfaro Siqueiros, en compañía de su esposa, Angélica Arenal. En 1969 decidió convertirla en Sala de Arte Público, que más tarde llevaría su nombre.
Actualmente muestra una exposición que busca acercar al público los murales que Siqueiros realizó en diversas latitudes, su historia y la influencia que dichos trabajos ejercieron entre sus colaboradores y en el ámbito de la pintura mural posterior a su muerte.
La figura de Siqueiros es fascinante, no sólo como artista, ya que paralelamente fue un incansable luchador social, perseguido y encarcelado por sus ideas y acciones políticas.
Vamos a mencionar algunos hechos biográficos sobresalientes que lo pintan de cuerpo entero. Nació en 1896 en Santa Rosalía, hoy Ciudad Camargo, Chihuahua. En 1911 Ingresó a la Academia de San Carlos. Participó en la huelga estudiantil en contra de los antiguos métodos académicos. En 1913 se incorporó a las fuerzas revolucionarias que dirigía Venustiano Carranza. Cuatro años después alcanzó el grado de capitán segundo.
En 1919 se casó con Graciela Amador y viajó a Europa con un nombramiento diplomático militar. En 1922 regresó a México para unirse al que posteriormente fue llamado el Movimiento Muralista Mexicano y pintó su primer mural en el antiguo Colegio de San Ildefonso. Un año más tarde ingresó al Partido Comunista Mexicano y fundó el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores. En 1926 conoció a la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum, quien sería su segunda esposa.
Cuatro años después fue expulsado del Partido Comunista Mexicano por indisciplina. Fue aprehendido y recluido seis meses en la penitenciaría de la ciudad de México y después arraigado en Taxco, Guerrero, donde realizó obra pictórica. Siempre rebelde, violó el arraigo, por lo que recibió la sugerencia de abandonar el país. Viajó a Estados Unidos, dedicándose a la actividad mural y conoció a Angélica Arenal. Estableció en Nueva York su Taller Experimental donde descubrió el “accidente controlado” en la pintura.
En 1937 viajó a España para incorporarse al Ejército Popular Español, en donde alcanzó el grado de teniente coronel. A su regreso a México participó en el asalto a la casa de León Trotsky. Fue aprehendido y sometido a juicio; ayudado por el poeta Pablo Neruda logró viajar a Chile. Recibió el segundo premio para artistas extranjeros en la XXV Bienal de Venecia.
En 1960 viajó a Cuba y Venezuela y publicó La historia de una insidia. ¿Quiénes son los traidores a la patria? Mi respuesta. Fue aprehendido el 9 de agosto acusado de disolución social y recluido en la cárcel de Lecumberri. El 13 de julio de 1964 salió de prisión por un indulto del gobierno mexicano.
Esto es una probadita de la azarosa vida de uno de los más grandes pintores mexicanos, de quien podemos admirar parte de su obra en la Sala de Arte Público de Polanco y en el Polyforum que lleva su nombre, en la colonia Nápoles.
Aquí se encuentra también el Siqueiros Piano Bar, en donde los que gustan de cantar acuden a expresarse acompañados de un buen pianista, en un agradable ambiente, que cuida con esmero su dueña, Magdalena Rodríguez.
En este lugar decorado con extraordinarias caricaturas de personajes de la vida pública, realizados por Luis Carreño. Mañana, lunes primero, a las 8:30 de la noche, una sensacional cubanita, Argelia Fragoso, rinde tributo a las mujeres compositoras latinoamericanas. Lo que tiene de menudita lo tiene de grande en la voz, que nos trae a la mente y al alma a Elena Burke y a Celia Cruz.
Nos va a deleitar con canciones de María Grever, Consuelo Velázquez, Chabuca Granda, Marta Valdés, Ela O’Farrill y Emma Elena Valdelamar, con el deleite extra de la presencia de estas dos últimas, notables compositoras. Ahí nos vemos.