■ EU, referencia en la plática con Medvediev, dice Fidel Castro
Asisten Raúl Castro y enviado del Papa a la beatificación del fraile José Olallo
Ampliar la imagen Multitudinaria presencia de católicos cubanos en la beatificación de José Olallo Valdés en Camagüey Foto: Ap
La Habana, 29 de noviembre. El presidente Raúl Castro asistió este sábado a la beatificación del fraile José Olallo Valdés (1820-1889), una ceremonia de dos horas al aire libre encabezada por un enviado del papa Benedicto XVI, en una nueva señal de la paulatina mejoría de relaciones entre la Iglesia católica y el Estado en Cuba.
El ritual se realizó ante miles de feligreses en el centro histórico de la ciudad de Camagüey, 530 kilómetros al este de La Habana, donde Olallo se dedicó a la atención de enfermos en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Su labor coincidió con una extensa epidemia de cólera y con la primera guerra de independencia de Cuba (1868-1878).
El arzobispo de Camagüey, Juan García Rodríguez, manifestó estar satisfecho “por la hermandad y cooperación entre los miembros de la Iglesia y los organismos estatales para garantizar la ceremonia”, dijeron medios locales.
Castro, quien tuvo una educación católica en su niñez, recibió una Biblia en varios idiomas de manos de un diácono, agregaron las fuentes. Una misa y una procesión fueron presididos por el cardenal portugués José Saraiva, prefecto emérito de la Congregación para la Causa de los Santos.
El diario oficial Granma anunció la celebración en su portada, le dedicó casi una plana y llamó a Olallo “padre de los pobres”. La televisión dijo que transmitiría íntegramente la ceremonia esta noche.
El año pasado fue beatificado el sacerdote José López, quien nació en Cuba pero creció en España, donde ejerció y murió en 1936, durante la guerra civil, por lo cual no se le considera un caso de especial veneración para los cubanos.
La vocación de trabajo de Olallo lo convirtieron en un personaje de renombre en Camagüey, donde una multitud acudió a su sepelio. Está unido simbólicamente a otra figura de arraigo en la zona, al haber resguardado el cadáver del católico jefe insurgente Ignacio Agramonte, que había sido abandonado por los soldados españoles en el mismo sitio por donde hoy pasó el desfile de honor para el nuevo beato.
“Desacato al hegemonismo”
En un artículo difundido hoy, Fidel Castro dijo que la recién concluida visita del presidente ruso Dimitri Medvediev ocurrió en un momento internacional de “creciente desacato al hegemonismo asfixiante” de Estados Unidos.
Castro habló una hora y cuarto con el jefe del Kremlin y, según su versión, Estados Unidos fue una referencia casi permanente. Entre otros puntos, relató que expuso exhaustivamente la posición de la isla respecto de Washington.
“No cabe la idea de que aceptemos la política de garrote y zanahoria ni de que renunciemos a la devolución de hasta el último metro cuadrado del territorio de Guantánamo”, resumió.
“Le reiteré nuestra política paciente y pacífica, pero sin descuidar nunca nuestra capacidad defensiva frente a un potencial agresor”, agregó el ex presidente.
Fidel Castro no ofreció pistas sobre el anunciado interés de su hermano menor de reunirse con Barack Obama en lugar neutral.
La visita de Dimitri Medvediev cumplió el objetivo simbólico de refrendar al más alto nivel la plena reanimación de las relaciones entre Moscú y La Habana, que aún son modestas en el intercambio económico.