Disquero
Disquero
Llego oscuro y me voy como ángel blanco
La ignición es demoledora. Un estallido repentino que pone en ebullición todo el entorno. La potencia de la guitarra del maestrísimo Daniel Ash se combina, en dosis letales, con la hondura brutal del bajo de David Jay, mientras Kevin Haskins tunde a dos manos los tambores en un efecto de criatura mitológica, asestando manazos a una cacerola haciendo saltar de ella, volar, chisporrotear, chorros de agua y magma a mil centígrados.