■ El IPN lanza álbum que incluye a 10 autores
Pugnan por reivindicar a compositores mexicanos de música sinfónica
Muchos buenos compositores mexicanos de música sinfónica permanecen desconocidos o no tienen el reconocimiento que su calidad merece.
Como una manera de revertir esta “lamentable” situación, la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (OSIPN) acaba de lanzar un álbum doble con obras de 10 de estos autores, el más antiguo de los cuales nació en 1817 y el más joven en 1974.
El proyecto comenzó en 1998, cuando Armando Zayas, entonces director titular de la OSIPN, eligió entre una lista de 60 o 70 autores, las obras de 10 para grabarlas en la Sala de Compositores del Auditorio del Instituto Mexicano de la Radio.
Sin embargo, la grabación quedó guardada hasta que el año pasado fue rescatada por el sello Consecuencias Discográficas, para hacer el álbum que ahora ve la luz con el título 10 compositores mexicanos, el cual fue presentado el miércoles con un concierto de la OSIPN, en el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, del Politécnico.
Respecto de los criterios de selección, Armando Zayas explicó que “existe una enorme cantidad de compositores mexicanos que desgraciadamente el público no conoce, de una lista de 60 o 70, seleccionamos 10, aunque el criterio predominante no fue sólo la calidad de las obras, sino su representatividad y que su duración fuera de entre 10 y 15 minutos, para que cupieran en dos discos compactos”.
Los autores en el álbum son Joaquín Beristáin, Raúl Cosío, Leonardo Coral, Ulises Gómez Pinzón, Mario Kuri-Aldana, Jaime Ruiz Lobera, Salvador Contreras, Enrique Santos, Sergio Ekstein y Leonardo Velázquez.
–¿Por qué no se les conoce o poco se sabe de sus obras?
–Ese es el gran problema de este país, las instituciones y quienes tienen la responsabilidad de la promoción y difusión de la música mexicana no han tenido suficiente interés para nombrar a algunas de las personas más destacadas en la investigación musical, en sus archivos, en los del Conservatorio Nacional de Música, en el mismo Archivo General de la Nación, en las bibliotecas de las orquestas de otras ciudades del país.
Si se nombrara a las personas idóneas y se otorgaran recursos necesarios, “la música sinfónica de México volvería a estar presente, como ya lo estuvo cuando Carlos Chávez hizo una labor de primera en ese sentido y ahora ha venido en caída, y eso es lamentable.
“Por eso hay que aplaudir el interés y el apoyo del IPN para la edición de este álbum.”
Con el propósito de que el esfuerzo no se quede embodegado, Consecuencias Discográficas y el IPN han elaborado un plan de comercialización, para que el nuevo material discográfico se distribuya en los principales puntos de venta.