■ Fidel de la Cruz Hernández estudia cómo producir anticuerpos en la saliva del insecto
Buscan inmunizar al mosco de la malaria para controlar el contagio
■ Los efectos del cambio climático han provocado que el anopheles albimanus llegue a lugares donde no existía, señaló
■ De no atacar la dispersión, el país enfrentará problemas turísticos, dijo
Científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, estudian la manera de contrarrestar el contagio de la malaria en seres humanos provocado por el piquete del mosquito anopheles albimanus, mediante el análisis de las glándulas salivales de ese insecto.
Fidel de la Cruz Hernández Hernández, investigador del Departamento de Infectómica y Patología Molecular de ese centro de investigación, aseguró que los efectos del cambio climático han provocado que el mosquito transmisor de la malaria migre a varios estados del país en los que hasta hace unos años no se presentaba ese padecimiento, por lo que, de no haber control, México sufriría graves problemas en todos sus centros turísticos.
El país enfrentaría no sólo un problema de salud, sino económico, pues tendría repercusiones al disminuir el número de visitantes de playas, sobre todo, debido a la posible presencia de la malaria.
En entrevista, el científico explicó que junto a su grupo de investigación analizan cómo ingresa la malaria al organismo del mosquito, a fin de controlar la enfermedad.
El objetivo, dijo, es descubrir cómo se aloja y actúa el parásito en las glándulas salivales del mosquito anopheles, vector de la enfermedad en el ser humano, a fin de producir anticuerpos capaces de evitar que las infecciones se repliquen.
Debido a estas investigaciones, recientemente Hernández Hernández recibió el premio Jorge Rosenkranz en el rubro de Ciencia Básica, categoría de Investigador Consolidado.
El enfermo es el mosquito
Informó que esta familia de mosquitos habita en climas cálidos y tropicales, y en nuestro país está presente principalmente en Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Nayarit, Guerrero y Michoacán.
Explicó que para evitar la propagación de la malaria es necesario inmunizar al insecto, porque “el verdadero enfermo es el mosquito”, por tanto descartó que la solución para el padecimiento sea el uso de insecticidas en las regiones en las que se ha ubicado la presencia de animales infectados.
“México posee clima tropical, y es grande la cantidad de mosquitos que hay. La malaria y los mosquitos están fuertemente ligados, por lo que por años el control de la enfermedad se ha basado en insecticida; sin embargo, su uso tiene varios inconvenientes, pues, por ejemplo, el DDT es residual, es decir, el que echaron mis abuelos sigue ahí, no se degrada.”
Asimismo, señaló que los insectos han “evolucionado”, por lo que muchos ya son inmunes a algunos insecticidas.
En ese sentido subrayó la importancia de sus investigaciones, pues con ellas se trata de hallar una solución científica, de producir anticuerpos mediante el estudio de la saliva de los moscos a fin de sanar al insecto.
“Se producen anticuerpos en una persona, pero contra moléculas que no se van a expresar en ella, sino en el mosquito. La idea es que cuando el mosquito toma sangre infectada, en esa misma sangre van los anticuerpos que pueden destruir al parásito en el estómago del insecto, así la persona vacunada lo que está haciendo es no evitar la infección, sino el contagio.”
Agregó que la propuesta de “curar” a los mosquitos “no es complicada, evolucionarán en sus comunidades; será enseñarles a ser inmunes para que a su vez lo transmitan a otros moscos”.
El investigador destacó que el estudio de las proteínas en la saliva de este mosquito no sólo ayudaría a crear estrategias para controlar la malaria, sino que las proteínas contenidas en esa sustancia han demostrado tener propiedades anticoagulantes y antiplaquetarios, por lo que podrían desarrollarse fármacos para enfermedades coronarias o cirugías.
Indicó que con estas investigaciones los científicos del Cinvestav también tienen la hipótesis de que se podrían producir agentes antimicrobianos que “funcionarían como hormonas que modifican la respuesta inmune” en los seres vivos.