Isocronías
■ Palabras
¿Alada la saeta ha hallado
el trino
que es trino y no atinarle, y no es de uno?,
¿es aqueste el lenguaje del que
ayuno
hasta anteayer me vi? No lo
adivino.
¿Cómo sabré si dio con su
camino
el decir, los sonidos que aquí
adunoi
con el son necesario y oportuno,
la voz con sus acordes de destino?
¿Sonriente pronuncié mi
abecedario
o de sudor más bien hice sudario
en el tramo final de la aventura
de este hosco, vano oficio solitario
en el que persistí? ¿Se me figura
o palabra de amor ya me procura?
***
Soneto para un descanso
Déjate renacer desde el silencio,
déjate florecer desde la savia,
deja que tu mirada se apacigüe,
déjate ser el oro que esperabas.
Déjate acostumbrar al ser que eres,
déjate ser la música escuchada,
deja que todo caiga por su peso,
déjate pronunciar como palabra.
Deja la soledad en que te hundías
y deja de cansarte por la nada
que parece que a veces recorrías.
Deja un sitio de ti sin ti y descansa
de todos los cansancios que traías.
Déjate estar aquí, esta es tu casa.
***
En un silencio a pájaros
comprende
el silencio que se abre a la estatura
de la luz esperada, y la dulzura
que le toca qué estrépitos
suspende.
Rosas da su rosal, que el alba
enciende,
y una brisa de suave sabrosura
retira de su gesto la amargura…
Se abandona a su voz, que todo
entiende.
Rencontrado el camino por el que
iba dice raíz, penetra; tallo, y sube.
Bebe su savia el brillo de la
nube…
¿Despierta o sueña? Sabe. Le
cautiva
el jardín en que ahora, de repente,
camina su palabra como ausente.
***
Dicen que las palabras las oía
no como si las viera, sino como
si en las palabras viera algún
asomo
de la vida perfecta que intuía.
Dicen que toda voz le parecía
alentada venir desde aquel fuego
y dicen que sentía, estando ciego,
del jardín los colores todo el día.
Que en su mirada escrito estaba
el ver
el centro universal de cada cosa
y el abismo y la altura de la rosa
conocer como cierta mariposa
que soñara Chuang Tse y, en fin, saber
que de los dones uno:
comprender.