Usted está aquí: lunes 24 de noviembre de 2008 Espectáculos Insisto en mostrar la violencia de manera artística, dice Kitano

■ El realizador japonés fue homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Salónica

Insisto en mostrar la violencia de manera artística, dice Kitano

■ En las producciones hollywoodenses y europeas dejan en el limbo la dramatización de las relaciones humanas, expresa el también actor

■ Proyectan Aquiles y la tortuga, su filme más reciente

Juan José Olivares (Enviado)

Salónica, Grecia, 23 de noviembre. Takeshi Kitano es actor, comediante, escritor, poeta, pintor, diseñador de videojuegos para adulto, pero es más conocido como realizador de unas 20 películas, muchas de las cuales se han proyectado en festivales internacionales y en muestras como la de la Cineteca Nacional, en México, donde se le considera –por decirlo en el cliché– autor de culto.

Las cintas de Kitano, en las que regularmente actúa con el nombre de Beat Takeshi, tienen el sello característico de la violencia y la profundidad.

En una entrevista que concedió a La Jornada en el contexto del Festival Internacional de Cine de Salónica (en su versión 49), que lo homenajeó y que exhibió su reciente largometraje Aquiles y la tortuga, Kitano dice que la violencia puede ser algo estético, algo “esencial en la vida.

“Para mí, nacer y morir son dos momentos intensos que revelan la verdadera condición humana: son dos momentos violentos. Cuando alguien muere violentamente hay una esencia especial, y es algo que insisto en mostrar artísticamente.”

El realizador japonés comenzó su carrera en los años 80 en la televisión como miembro de la pareja cómica Two Beat (de ahí que figure como Beat Takeshi). Explicó la dualidad de dirigir y actuar: “No hay diferencia entre Takeshi Kitano y Beat Takeshi, el segundo es la marioneta del primero; en el buen sentido, es quien manipula las emociones de Beat. No sé cuál es mejor”.

Reviste de moralidad a los malos

Muchas de sus cintas, estructuradas en la comedia negra, narradas desde la vida de los llamados yakuzas (mafiosos japoneses), lo han caracterizado por revestir de cierta moralidad a estos personajes, los cuales para el cine hollywoodense serían los malos. Recordemos Violent Cop, Brother, Sonatine, por mencionar algunas de esas cintas. Pero también hace viajes introspectivos casi poéticos, como en Zatoichi, Battle Royale o Muñecas, una de las más bucólicas.

–¿Qué opina de la poesía en el séptimo arte?

–Hablando directo: en películas de Hollywood, producciones McDonald’s, pues, o europeas muy complicadas, la dramatización de las relaciones humanas se queda en el limbo; por eso al hacer esa película no quise quedarme de un lado ni de otro, pues me disgusta lo establecido de esas producciones, además de que no quería copiar ninguno de los dos modelos, por así decirlo. Sin proponérmelo surgió una narración casi poética instintiva, bueno, no sé si se logró, pero hice el intento de hacer una metáfora por medio de la expresión cinematográfica.

“Mi motivación creativa es simple: hacer buenas historias para el celuloide y buenos programas de televisión. No hay algo especial, no persigo hacer dinero, sólo deseo hacer lo que me gusta y realizarlo cada vez mejor.”

Kitano, tipo tranquilo y muy tímido, explica su proceso creativo: “Creo que podría resumir lo que son mis actividades como una montaña, la cual subo en espiral hasta llegar a una cima eterna, sin fin, nunca en línea recta hacia arriba. Y aclaro que nunca pienso en llegar a la cima, porque si lo hiciera estaría perdido; si tuviera una ruta directa hacia la punta caería rápido, pero si subo en espiral, cubriendo la mayoría de los lados, rodeando la montaña, voy descubriendo cosas nuevas y disfrutando todas las vistas de las laderas del monte”.

Kitano trabaja todo el tiempo: escribe, produce, dirige, actúa, hace programas de televisión, “bueno, la televisión tiene muy poco de artístico respecto de la dirección cinematográfica.

“La televisión se hace de forma casi automática, no tiene ese proceso de creación y reflexión del cine, que es una forma de arte. Ahora intentamos hacer unas comedias más inteligentes que las que grabábamos en los años 80; de hecho, algunas de nuestras series nocturnas han sido postuladas en la sección internacional para los premios estadunidenses Emmy, lo que demuestra que se puede hacer una televisión inteligente. Respecto de que soy incansable, no sé, siempre tengo tiempo para descansar y analizar el resto de mis actividades”.

Lo que trajo al japonés a esta ciudad griega es un filme acerca de un artista incomprendido. “Sobre un pintor en busca de su estilo durante toda su vida. Parece algo simple, pero es muy complejo hablar de un artista que sin saberlo era vanguardista.

“Quise mostrar lo intenso que puede ser el proceso de la búsqueda de identidad como creador. El hombre, desde niño, era de manera natural un artista, pero poco sabía de ello. Desconocía el negocio del arte. En la década de los años 40 Japón vivía momentos de transformación. El hombre sólo amaba pintar, no entendía lo que los mercantes de arte querían, e intentaba copiar modelos de corrientes pictóricas sin saber que era un artista plástico nato, hijo de un típico japonés rico que deseaba verlo estudiar en Francia y que al final lo dejó en el desamparo”.

Las pinturas que se aprecian en la cinta son de la autoría de Takeshi.

En contra del trato hacia los pintores en el mercado del arte

¿Cómo ve el mundo de la comercialización del arte, como creador y como persona?, se le preguntó.

“No me gusta cómo los tratantes de arte hacen o deshacen a los pintores con tal de ganar dinero. Por eso es la crítica. En el mundo del espectáculo es diferente, porque no hay prejuicio sobre lo que se comercializa, pero en el arte es diferente. Por eso indagamos en lo que se refiere a la pintura.”

En Aquiles y la tortuga “no se sabe quién es quién, si el pintor o la mujer que lo sigue en todas sus locuras de creación. Que la gente lo decida, aunque me inclinaría porque la mujer es Aquiles, que en una carrera alcanza y rebasa al atleta”.

Por otra parte, continúan las diversas actividadesde de este encuentro, nicho de las cinematografías poco difundidas en América, como la de los países balcánicos, aunque también se ha convertido en trampolín para el cine de factura latinoamericana, entre el que se encuentra el mexicano. Dos cintas nacionales son esperadas para su proyección: Lake Tahoe, de Fernando Eimbcke, y Voy a explotar, de Gerardo Naranjo. Se espera que en estos días los cineastas presenten sus trabajos a un público ávido de ver cine de una cultura diferente, pero con temas universales.

 
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