■ La queja es una “torpe provocación”, responde Moscú; el incidente, cerca de Osetia del Sur
Denuncian los presidentes de Georgia y Polonia atentado de Rusia en su contra
■ Surosetios dicen que dispararon al aire ante amago de guardaespaldas de entrar en su territorio
Moscú, 23 de noviembre. Rusia calificó de “torpe provocación” el atentado que denunciaron haber sufrido esta noche los presidentes de Georgia y Polonia, Mijail Saakashvili y Lech Kaczyinski, cuando la caravana de vehículos en que viajaban, desde territorio georgiano, se aproximó a la frontera con Osetia del Sur, país reconocido por el Kremlin y bajo protección del ejército ruso.
Saakashvili y Kaczyinski, quienes suelen atribuir a injerencias y amenazas foráneas los descalabros de su gestión interna, comparten el dudoso honor de presentar a sus países como mayores víctimas de la política agresiva de Rusia, con lo cual restan credibilidad a ataques como el que denunciaron hoy.
“Sin duda fueron disparos desde el lado ruso, pero no puedo asegurar si dispararon al aire o contra nosotros”, reconoció Michal Kaminski, ministro de la Presidencia de Polonia, entrevistado por el canal polaco de televisión satelital TVN24, que transmite sólo noticias, tras relatar que cuando la caravana de vehículos de los presidentes polaco y georgiano se aproximó a la frontera surosetia se escucharon tres ráfagas de disparos.
Impacto mediático
Este incidente, francamente menor, en el cual por lo demás y por fortuna nadie sufrió el mínimo rasguño, tuvo gran repercusión mediática en el mundo y sirvió para que el gobierno de Saakashvili presentara “un nuevo testimonio” de que los “militares rusos” volvieron a romper el alto el fuego establecido en los acuerdos Medvediev-Sarkozy.
Para Kaczyinski –según afirmó en rueda de prensa, después del “atentado”–, el “incidente demuestra la fragilidad de la tregua”, en alusión a los entendimientos entre los presidentes ruso y francés (éste en representación de la Unión Europea) que pusieron fin a la guerra en el Cáucaso, desatada por el ataque de Georgia contra Osetia del Sur, la madrugada del 8 de agosto anterior.
“Hoy no es tarde todavía, pero quizá mañana lo sea”, dijo el presidente polaco, tras criticar a la Unión Europea y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte por no haberse unido para hacer frente a las ambiciones imperiales de Rusia.
“Es muy grave; los militares rusos pusieron en peligro la vida de los presidentes de dos países”, afirmó Kaja Lomaya, secretario del Consejo de Seguridad de Georgia.
Sin evidencias de las acusaciones
Muy diferente es la versión que ofreció el gobierno de Osetia del Sur. De acuerdo con el director del servicio de seguridad de esa república, Boris Attoyev, una caravana de cerca de 30 vehículos se acercó a unos treinta metros de la frontera y, mientras los presidentes permanecían a buen resguardo, varios coches con guardaespaldas georgianos realizaron un amago de entrar en territorio surosetio.
Los guardias del retén surosetio –sostiene Attoyev– dispararon tres ráfagas al aire como advertencia, los coches dieron vuelta y se reincorporaron a la caravana presidencial, mientras las cámaras de la televisión polaca y georgianas grababan el sonido de los disparos, acompañándolas de imágenes confusas –y no sólo por la oscuridad de la noche– de supuesto pánico.
Poco después, un ileso Saakashvili diría a la prensa: “francamente, no esperaba que los rusos abrieran fuego. Lo cierto es que nos enfrentamos a gente impredecible. No estaban contentos de ver a mi invitado (Kaczyinski) ni de verme a mí”.
Contundente denuncia, pero que no aporta una sola evidencia para aclarar su principal acusación: que alguien disparó en contra de los presidentes y que, de haber sido así, los autores de esos disparos fueran obligatoriamente militares rusos.