■ Ejecutan en Ciudad Juárez a una pareja de estadunidenses que acudía a un funeral
Asesinan a tres policías municipales y dos ministeriales en Chihuahua y Sinaloa
■ Hallan dos decapitados en campos deportivos de la Mesa de Otay, en Baja California
En horas recientes tres policías municipales, uno ministerial y 11 personas más fueron asesinadas o sus cadáveres aparecieron en distintas localidades de Chihuahua, mientras que en el resto del país hubo otros 17 muertos en hechos atribuidos al crimen organizado.
La Subprocuraduría General de Justicia chihuahuense dio a conocer que el sábado por la noche en el poblado San Agustín, a 31 kilómetros de Ciudad Juárez, desconocidos mataron a tres policías municipales de Praxedis G. Guerrero, y sus cuerpos fueron hallados ayer dentro de una camioneta del ayuntamiento, con al menos 55 tiros.
En la misma localidad una pareja de estadunidenses murió acribillada al participar en el funeral de una mujer ejecutada días antes, y ambos cadáveres aparecieron dentro de un vehículo con placas de Nuevo México. El conductor era veterano de la guerra de Vietnam y portaba uniforme de una agencia de seguridad.
Otro individuo pereció en el Hospital General tras recibir varios balazos, y un hombre más fue abatido en la colonia Plutarco Elías Calles de la misma forma.
En Ceroachi, en la sierra Tarahumara, un joven recibió varios impactos de bala en la cara y murió cuando recibía ayuda médica, En Camargo, un comando baleó al agente ministerial José Luis Martínez Cruz, en pleno centro de la ciudad y al mediodía.
En la misma entidad, los cuerpos de seis hombres fueron ubicados entre la tarde del viernes y la mañana del sábado sobre la carretera Chihuahua-Cuauhtémoc, según reportes. A cuatro los descubrieron vecinos de la comunidad La Noria, y un rastreo posterior de la Policía Ministerial permitió localizar dos más, todos torturados y acribillados.
En Tijuana, Baja California, envueltos en bolsas de plástico y también con huellas de tortura, se descubrieron los cadáveres de tres hombres –dos de ellos decapitados– en campos deportivos de la Mesa de Otay, con un mensaje adjunto en el que se amaga con matar a quienes trabajan para El Albañil. Las dos cabezas estaban a 100 metros de distancia.
En la colonia El Pípila apareció un cuerpo más, atado de pies y manos, con impactos de bala en la cabeza.
Otras víctimas fueron un hombre que falleció en el hospital de la Cruz Roja tras horas de agonía, luego de ser baleado por desconocidos. Dos muertos más –aparte de cinco heridos– fue el saldo de una balacera en la intersección de Jimador y Concordia, colonia Lomas del Porvenir.
Además, en Playas de Rosarito, en la cajuela de una camioneta Escort sin placas, abandonada en el bulevar Benito Juárez, yacían los restos de un hombre que fue desmembrado, envuelto en una bolsa de plástico y con mensaje adjunto del que no se dieron a conocer detalles.
Los cuerpos de otras cuatro personas –tres hombres y una mujer– fueron descubiertos en Durango por una familia de paseantes, en el fondo de un barranco del paraje Las Ventanas. Las víctimas tenían la cabeza envuelta con cinta canela, y los pies y manos atados.
En Guerrero, a la estadística proporcionada por la Procuraduría General de Justicia estatal de 720 asesinatos cometidos hasta octubre pasado, se añadieron dos más al saldo de noviembre, pues a las tres de la madrugada y de 10 balazos fue ultimado un sujeto, al parecer militar, en la colonia Colosio, del puerto de Acapulco; otro en el zócalo de San Jerónimo, Costa Grande, cuando se desplazaba en motocicleta y varios individuos a bordo de distintos vehículos le dispararon para luego darse a la fuga.
En Sinaloa, el policía ministerial José Luis Ramírez Bueno fue atacado a tiros cerca de San Pedro, Navolato. El herido fue llevado al hospital, donde murió al recibir auxilio. En la capital, Culiacán, apareció un cadáver con heridas de arma de fuego cerca de la colonia Antonio Toledo Corro.
En Sonora, un hombre murió tras ser baleado, en el municipio de Bacerac.
Rubén Villalpando, Miroslava Breach, Antonio Heras, Saúl Maldonado, Sergio Ocampo, Javier Valdez y Ulises Gutiérrez