■ Paso de locomotora obliga a inconformes a mover campamento

Se suman colegio e IP a protesta contra Cuevas

■ Cuestionan que la delegada se empeñe en realizar una obra que está lejos de ser una solución vial

■ Temen por ductos de Pemex en la zona

Alejandro Cruz Flores

Vecinos de la colonia Polanco que se oponen al deprimido (paso a desnivel) en Ferrocarril de Cuernavaca y Ejército Nacional, que pretende construir la delegación Miguel Hidalgo, tuvieron que retirar la casa de campaña y la carpa que instalaron sobre la vía del tren de la primera calle, debido a que una locomotora tenía que realizar maniobras de cambio de vía.

Ante la oposición de los inconformes a retirar el campamento, instalado desde el domingo anterior con el propósito de impedir el inicio de los trabajos –tiempo durante el cual no intentó pasar ningún tren–, personal de la empresa Ferromex desmanteló la casa de campaña para dar paso a la máquina de carga.

Alrededor de las 15:00 horas hubo un primer exhorto para que retiraran la casa de campaña y la carpa, a lo cual se negaron los aproximadamente 20 vecinos que se encontraban en el lugar, por lo que Alejandro Legorreta, gerente de seguridad de la citada empresa, se retiró del lugar, para regresar media hora más tarde acompañado de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.

El empleado de Ferromex volvió a pedir de nueva cuenta el retiro del campamento, y ante la negativa de los manifestantes, él mismo empezó a retirarlo para dejar el paso libre a la locomotora, en medio de las protestas de los vecinos.

Finalmente llegaron a un acuerdo para que la casa de campaña y la carpa se instalara a un lado de la vía, pues “no estamos bloqueando el paso, sino que se trata de una acción de vigilancia”, señaló Juan Álvarez, encargado del campamento.

Antes, los vecinos realizaron un acto de protesta en el que alumnos del colegio Liceo Franco Mexicano expresaron su rechazo a los pasos a desnivel por medio de dibujos, en los que piden se respeten los árboles del camellón, además de expresar su preocupación por los ductos de Pemex que hay en la zona.

De hecho, explicó Juán Álvarez, en la reunión a la que supuestamente asistiría la jefa delegacional de Miguel Hidalgo, Gabriela Cuevas, para informar sobre el proyecto, pero a la que al final envió a personal de la empresa Riobóo, encargada de supervisar la obra, se reconoció que no tenían planos ni dictámenes de las instalaciones de la paraestatal en la zona.

De su lado, Claude Le Brun, director del patronato del Liceo Franco Mexicano, y Alicia Corder, de la asociación de padres de familia, externaron su preocupación por la seguridad de los 2 mil 600 alumnos de la escuela, pues al no conocer la ubicación de los ductos se corre el riego de provocar un accidente durante los trabajos.

Por otra parte, la Federación de Colonos del Poniente, conformada por vecinos de 13 colonias, también se manifestó en contra de los deprimidos en Palmas, al señalar que con los planos de los seis pasos a desnivel, se puede comprobar que se trata de obras “deficientes e innecesarias”, que únicamente agravarán más el tráfico de la zona, pues considera la reducción de carriles.

Asimismo, empresarios de Polanco se sumaron a la oposición vecinal a los deprimidos en Palmas, por medio de la asociación civil Sembrando Futuro –que aglutina a 20 empresarios de la zona–, cuyo presidente, Mauricio Soto Caballero, cuestionó que Gabriela Cuevas se empeñe en realizar una obra que, lejos de ser una solución vial, complicará aún más el tránsito, lo que afectará la actividad comercial de Polanco.

Indicó que los 250 millones de pesos que se pretende gastar en los deprimidos, bien podrían ser utilizados para que la funcionaria cumpla con sus compromisos del programa de gobierno, como mejorar la infraestructura urbana, tener dos policías por manzana, instalar luminarias, rencarpetamiento de calles y rescate de áreas verdes, ante el deterioro que hay en la demarcación.

Agregó que en su afán de confrontarse con el Gobierno del Distrito Federal, los habitantes de Miguel Hidalgo quedan en la indefensión, pues no hay obra pública de la administración delegacional y tampoco permite la que proviene del gobierno central.