■ Llama a defender a la ciudadanía de los enemigos de la patria
Ideales de la Revolución, bases del México de hoy: Calderón
■ Convoca a llegar a 2010 con el sello de la unión y la fraternidad
El México moderno de hoy se asienta sobre los ideales de igualdad y democracia por los que luchó la generación de los revolucionarios de 1910, aseguró el presidente Felipe Calderón. Dijo que quienes hoy se aprestan a conmemorar el centenario de esa gesta, constituyen también una generación “en el sentido amplio” del término: “no nos une forzosamente la misma forma de pensar o de actuar; sin embargo, todos estamos convencidos de que nuestra patria enfrenta grandes desafíos, como la inseguridad y la miseria”.
Por eso, en la ceremonia en la cual se recordó el 98 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, el jefe del Ejecutivo federal convocó en forma reiterada a llegar a 2010 con el sello de “la unión, la fraternidad y el patriotismo”, porque en todos está la convicción del deber de “actuar aquí y ahora” para revertir “siglos de rezago”.
Con un discurso de apego total a quienes forjaron la lucha revolucionaria, Calderón Hinojosa pidió aprender de la enseñanza de la historia, porque “es más, mucho más lo que nos une y nos identifica que lo que nos hace diferentes. Somos un mismo pueblo heredero de la Revolución, una misma generación obligada a conservar y engrandecer ese legado”.
Esa herencia impone a los mexicanos “grandes obligaciones”, entre ellas conservar las libertades por las cuales luchó Francisco I. Madero y defender a la ciudadanía “de aquellos enemigos de la patria que precisamente desean cancelar esas libertades a través de la violencia, la delincuencia, las adicciones o la intimidación”.
Superar los desafíos
Manifestó que a punto de cumplirse el bicentenario de la Independencia y el primer centenario de la Revolución “la falta de oportunidades sigue aún limitando el desarrollo de las personas y de la nación”.
Señaló que esas celebraciones implican dar la batalla por superar los desafíos del país, porque “enarbolar los ideales de la Revolución es brindar seguridad y tranquilidad a las familias mexicanas”.
El mandatario anunció que el programa para los próximos dos años “vestirá a México de gala”, y adelantó que ya trabaja con las autoridades del Distrito Federal para anunciar y publicar las convocatorias “que darán origen a la construcción de obras y monumentos conmemorativos” en esta capital.
Enfatizó, una vez más: la historia es de todos y todos somos parte de ella. Los mexicanos hemos decidido hacer de 2010 una fecha de conciliación y de esfuerzo compartido.
Como adelantó ahí mismo la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, dijo que para estos festejos se editarán libros con el propósito de difundir los sucesos de la Independencia y de la Revolución, y se producirán documentales históricos, pero también “construiremos grandes obras de infraestructura: carreteras, presas, puertos, refinerías, aeropuertos, obras públicas”.
Asimismo, informó, se abrirá Palacio Nacional a una “magna exposición” sobre esas gestas libertarias “y organizaremos exposiciones, convenciones y encuentros de talla internacional que convoquen a celebrar con México el orgullo nacional”.
En la fría y nublada mañana de este 20 noviembre, el gobierno federal hizo coincidir en una misma ceremonia la entrega anual de los premios nacionales del Deporte y los del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones.
Estos últimos los obtuvieron: el premio Ernesto de la Torre Villar, el doctor Calos Herrejón; el Gastón García Cantú, Moisés González Navarro; el Salvador Azuela, Arnaldo Córdova; el Daniel Cosío Villegas, la doctora Soledad Loaeza; el José C. Valadés, José N. Iturriaga de la Fuente, y el premio Manuel González Ramírez, Jorge Ruiz Dueñas.
Ayer, contrario a la decisión adoptada en el sexenio pasado de eliminar los tradicionales desfiles de esta fecha, hubo uno, breve, en el que sólo participaron la caballería del Ejército Mexicano y la Asociación Nacional de Charros.
Los actos alusivos a la gesta de 1910 comenzaron temprano en Los Pinos, donde se colocó una ofrenda floral ante la estatua del llamado apóstol de la democracia, Francisco I. Madero. Ahí, el único orador fue el director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones, José Manuel Villalpando, quien dio como segundo nombre de Madero el de Ignacio, no Indalecio, como se hizo creer a muchas generaciones de mexicanos, si bien algunos sí lo sabían.
El epílogo del discurso presidencial fue de exaltación a la lucha revolucionaria. Reflexión en 2010, unidad, integración nacional por la democracia y la búsqueda de la equidad y la justicia para todos. Dar cumplimiento a los ideales de aquella gesta y, sobre todo, “llegaremos como una nación más comprometida con la justicia”, donde cada persona pueda salir adelante por su propio esfuerzo y de manera digna; un México en la ruta de construir un futuro de certeza y seguridad, “en el que nuestros hijos caminen libres y tranquilos”.