■ Parte de los 20 millones de euros de su costo provienen del Fondo de Ayuda al Desarrollo
Inauguran la renovada sala del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra
■ “Nada mejor que el arte para expresar los valores que inspiran a la ONU”: rey Juan Carlos
Ampliar la imagen La cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones de la sede de la ONU en Ginebra fue pintada por el artista de Palma de Mallorca Miquel Barceló, tarea que le llevó más de dos años y cuyo costo rebasa los 20 millones de euros Foto: Reuters
Madrid, 18 de noviembre. Con una ceremonia solemne y fastuosa, a la que fueron invitadas y agasajadas con finas viandas 750 personas, se inauguró la renovada sala del Consejo de Derechos Humanos en la sede de Naciones Unidas en Ginebra, que incluye la obra del pintor mallorquín Miquel Barceló, que se financió en parte con los fondos de ayuda al desarrollo del Estado español y costó algo más de 20 millones de euros. En tiempos de crisis, con la pandemia de la desnutrición infantil más grave que nunca y con tantos frentes abiertos de carácter humanitario, el costo del mural de la ONU ha desatado polémica.
La cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones de la sede de la ONU en Ginebra huele a “nuevo” y a “pintura fresca”. Su aspecto es radicalmente distinto, gracias a una intervención artística que empezó en marzo de 2005, cuando en una visita de Estado a dicha ciudad el rey Juan Carlos prometió a título “personal” que España donaría la remodelación de la sede, con la participación de uno de los artistas españoles más venerados. Barceló, además de contar con la admiración de la monarquía también fue elegido por la Iglesia católica española para pintar una serie de frescos en la Catedral de Palma de Mallorca.
El proyecto de Barceló en la sede la ONU es una obra “faraónica”: le llevó más de dos años realizarla, empleó a 15 personas y utilizó más de 35 mil litros de pintura para cubrir los mil 400 metros del espacio de la cúpula. Una de las intervenciones más complejas y ambiciosas del propio creador, quien habría cobrado algo más de siete millones de euros por convertir el espacio en una cúpula cubierta de estalactitas, en la que resume su idea del mundo: una cueva que reúne a los hombres y se mueve hacia el futuro.
Pero la polémica de la rehabilitación de la sala no fue por la elección del pintor ni por los colores que empleó, ni siquiera por el nuevo nombre que recibirá la Sala: “De los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones”. El origen de las críticas es precisamente el costo total y el origen del dinero que se destinó a la obra.
Después de que circularon rumores extraoficiales sobre el monto que habría aportado el gobierno español, del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y después de que el canciller, Miguel Ángel Moratinos, se negó a aclarar la procedencia del dinero, finalmente se informó que el costo total de la obra fue de 18.4 millones de euros.
Este dinero se financió en 60 por ciento con capital privado, la mayoría empresas españolas, y el resto con fondos del presupuesto español, es decir alrededor de ocho millones de euros. Sin embargo, lo más grave de la polémica fue descubrir que de esos ocho millones, al menos 500 mil euros procedían de la partida destinada al Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD.
A la gala de inauguración acudieron Rodríguez Zapatero, los reyes españoles, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de Suiza, Pascal Couchepin. El canciller español volvió a justificar tanto el costo como la participación de España en el proyecto: “es la Capilla Sixtina del siglo XXI, con lo que hemos querido reconocer muy expresamente el papel del arte en la defensa de la diversidad como sinónimo de riqueza”. De su lado, el rey Juan Carlos, afirmó: “Nada mejor que el arte como mensaje universal para expresar los valores y principios que inspiran a la ONU”.
Gonzalo Robles, vocero de Cooperación Internacional del opositor Partido Popular (PP), señaló que “los que van a salir perdiendo por haber detraído 500 mil euros del FAB son los más necesitados de África, los más aislados de América Latina, los niños se van a quedar sin vacunas”.