■ Declinó manifestarse en favor de aplicar nuevas reglas al mercado mexicano de valores
Sólo tras conocer el impacto de la crisis se ajustará previsión para 2009: Calderón
■ Defendió el uso de la reserva de divisas para “modular” los ajustes en materia cambiaria
Ampliar la imagen La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, con su homólogo de México, Felipe Calderón, ayer durante la reunión del G-20 Foto: Reuters
Washington, 15 de noviembre. Concluida la cumbre anticrisis en esta ciudad, el presidente Felipe Calderón advirtió que como no se conoce aún el tamaño del impacto que provocará la turbulencia financiera, su gobierno esperará para ajustar, en su caso, las estimaciones económicas de 2009.
A contracorriente del pronunciamiento de los líderes del Grupo de los 20 (G-20), que acordaron estrechar la vigilancia sobre los mercados financieros, el mandatario mexicano no se manifestó por aplicar nuevas regulaciones en nuestro país para evitar la especulación, porque “afortunadamente” ya se aplicaron medidas preventivas a raíz de la crisis bancaria de 1998.
Si bien dijo que se va a “volver a revisar” el sistema financiero, el hecho de que en México no se haya detenido de manera abrupta el crédito ni el gobierno haya intervenido los bancos con grandes sumas millonarias de dinero, como se está haciendo en Estados Unidos, obedece a que estas medidas “en gran parte ya se habían puesto en su lugar”.
A puerta cerrada y bajo estrictas medidas de seguridad, se realizó la cumbre del Grupo de los 20 integrado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Turquía, Reino Unido, Sudáfrica, la Unión Europa como bloque, y España, que asistió por invitación de Francia.
Una anécdota marcó el inicio de la cumbre. Un retraso de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, obligó a los líderes mundiales a posar para una segunda toma, minutos después de efectuada la primera foto de familia.
De acuerdo con Los Pinos, el que se percató de la ausencia de la argentina fue Calderón, quien se lo hizo ver a Bush y en una toma televisiva apareció llevando del brazo a Fernández para que se volvieran a tomar la gráfica. Sin embargo, este hecho provocó un sobresalto en la delegación mexicana, porque una agencia internacional informó erróneamente que los mandatarios de Argentina y México habían llegado tarde, debido a que fueron vistos llegar juntos.
Tras cuatro horas de discusiones en el Museo Nacional de la Construcción, Calderón afirmó en una conferencia de prensa que fue un “muy buen punto de partida” no sólo para hacer frente a la situación económica imperante, sino para rediseñar y transformar en el mediano y largo plazos el sistema financiero internacional.
Y se mostró satisfecho con la declaración final, que incluye un plan de acción para estabilizar los mercados, reformar el sistema financiero, fortalecer la coordinación de los países, pero sin caer en proteccionismos, que será evaluado en una nueva cita programada para el 30 de abril de 2009 y en la que ya participará Barack Obama como nuevo presidente de Estados Unidos, y cuya ausencia deslució esta cumbre.
En el caso de México, Calderón dijo que es “temprano” y conviene esperar cómo se traduce el impacto de la crisis financiera a la economía real, para hacer un nuevas estimaciones para 2009.
Acompañado del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, reiteró su confianza en que el paquete presupuestal aprobado por el Congreso de la Unión sirva de herramienta para enfrentar la depresión financiera e incluso anticipó que presentará un programa de estímulo económico orientado no sólo a las grandes obras de infraestructura sino a las pequeñas.
Aseguró que México cuenta con regulaciones muy sólidas para lidiar con las turbulencias financieras y puso de muestra el tipo de cambio flexible, que según el mandatario ha sido un “amortiguador” y ha minimizado el efecto de la crisis sobre las variables reales de la economía.
Previó que en la medida que se vaya asentando el temor o el pánico, habrá un ajuste paulatino, “razonable” de la paridad peso dólar. “Es decir, del momento pico que llegó aquella mañana, hace unas cuatro semanas, a 14 y medio (pesos por dólar), por ejemplo; ahora razonablemente tiene variaciones entre 12 y 13, un poco más, pesos por dólar. Y seguramente entrar a en un proceso de estabilización”.
Luego de las críticas que suscitó el uso de las reservas de divisas por el Banco de México para evitar una mayor depreciación del dólar, señaló que se cumplió el objetivo de “modular” los ajustes en materia cambiaria y permitieron que el gobierno tuviera las variables económicas bajo control.
También detalló que los participantes acordaron adoptar medidas especiales para que las economías de los países emergentes puedan acceder con mayor rapidez a recursos de los organismos financieros internacionales, revisar el marco de monitoreo de las instituciones financieras para dotarlas de mayor transparencia y reformar la arquitectura financiera emanada de Breton Woods.
Aunque parezca paradójico, el michoacano, señaló que el consenso alcanzado en Washington fue de fortalecer el mercado y al mismo tiempo, de fortalecer el Estado.
“Esto no quiere decir que la economía de mercado esté muerta o que la economía global haya terminado. Se necesita ahora, más que nunca, más mercado y más economía global, más comercio y más inversión global”, explicó y con ello coincidió con la postura defendida desde un inicio por el mandatario saliente de Estados Unidos, George Bush.
Después, el presidente partió de regreso a México, donde mañana recibirá el buque escuela Cuauhtémoc en el puerto de Acapulco.