La crisis y el cambio necesario
La crisis se muestra de manera muy clara en algunas ramas de la economía. La industria automotriz, en Estados Unidos, tuvo un desplome de 32 por ciento de sus ventas en octubre, frente al mismo mes del año anterior. En México está una de las 11 plantas cuyo cierre temporal confirma la Ford, la de Hermosillo. Las ventas de vehículos pesados aquí, también en octubre, bajaron 40.2 por ciento.
Otro caso que debe considerarse en especial es el de la industria militar estadunidense. Esa industria ha prosperado con las dos guerras que sostiene ese país. Pero la economía del mismo ya no da de sí. Se ha publicado, desde poco antes de las elecciones, que ganara quien ganara sería imposible sostener ese gasto militar. Está el gasto adicional del “rescate” bancario y financiero. También el planteamiento de un nuevo “segundo programa de recuperación económica”, del que hablamos en este espacio el 19 de octubre, y que fue elaborado por quienes dirigen a la mayoría demócrata de los representantes, y que cada vez toma más forma. Con todo esto, ya no le queda al gasto militar para mantener su nivel actual, sino que lo que habrá que decidir es qué tanto recortarlo y por dónde.
Las soluciones. Ya que hablamos del país vecino del norte, en el programa mencionado de los demócratas de la Cámara de Representantes (diputados) había dos grandes ramas del gasto: la inversión pública, y un fuerte aumento a lo que aquí agrupamos como el gasto social. Este último implica al mismo tiempo fortalecer el mercado interno. Además, acaba de anunciarse un cambio en la aplicación de los 700 mil millones de dólares del primer “rescate”: en vez de comprar a los bancos deuda no cobrable, el dinero público se destinará a apoyar el consumo, por ejemplo, dinero para créditos para comprar coches.
Habíamos visto que la falta de ese crédito era la clave de la caída en la venta de coches en ese país. Al haber dinero para comprar autos aumenta el mercado interno y eso ayuda a la recuperación, en este caso, de la industria automotriz. Obama ha urgido a que esto salga, señalando que él no va a intervenir en el gobierno de Bush, que es responsabilidad de él mismo, pero que quisiera que el segundo paquete de estímulos a la economía saliera lo antes posible, y que si para cuando él tome posesión como presidente, el 20 de enero, no se ha hecho, sería lo primero que él haría.
Mientras, el más amplio programa de estímulo, con el mayor monto económico, lo emite China. Un enorme programa de inversión pública de dos años, que incluye construcción de vivienda popular, ferrocarriles, aeropuertos, riego y en general infraestructura rural, entre otras. Y un fortalecimiento del mercado interno, que además de la creación de empleos incluye mejoramiento de las condiciones del crédito. China llega a la reunión de Washington de jefes de Estado del G-20, del 14 y 15 de noviembre, con este hecho como primera palabra.
Se llevó a cabo, el pasado fin de semana, la reunión de ministros de Hacienda o equivalentes, y directores de bancos centrales, del mismo Grupo de los 20, en Sao Paulo, Brasil. Un antecedente de la reunión que se acaba de celebrar en Washington. Y era claro que sería notorio el papel de Brasil, presidente en turno del G-20 y sede de la reunión. Este país también llevó su paquete a la reunión de Washington.
Se trata del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC).Tiene los mismos ingredientes que otros, inversión pública y aumento en el gasto social, además de dar prioridad a las compras nacionales, en ambos casos fortaleciendo el mercado interno. Pero tiene también la gran inversión en los nuevos yacimientos de petróleo, y el nuevo régimen petrolero que permita que lo principal del beneficio de estos yacimientos sea para la sociedad, para el país, para la población.
El día anterior al inicio de este encuentro de Sao Paulo, se llevó a cabo una reunión del BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Cuatro países que se han agrupado, y que se pusieron de acuerdo en objetivos comunes, sobre la base de que tienen en común mucha población, mucho territorio nacional y alto ritmo de crecimiento. Sin embargo, tienen hasta el momento muy poco peso en las instituciones financieras internacionales. Se planteó que las funciones del llamado Grupo de los 7 pasen al G-20. También, que haya mayor regulación del sistema financiero internacional.
En la reunión, la cabeza del Banco Mundial, Zoellick, dijo que las medidas anunciadas por China podrían ser un modelo para otros países. Y dijo que esas medidas chinas eran “muy inteligentes”. El subsecretario del Tesoro estadunidense para asuntos internacionales (el secretario no asistió a la reunión), dijo que esas mismas medidas chinas podrían beneficiar también a otras naciones.
Entre los acuerdos de la reunión cumbre del 15 de noviembre, está la reforma a fondo de las instituciones financieras internacionales (como el Fondo Monetario Internacional) y una mayor participación en ellas de los países emergentes y en desarrollo.
Hemos puesto el acento en el mercado interno porque en México la caída de las exportaciones (como cayeron también las de China y otros países), especialmente a nuestro principal comprador, Estados Unidos, obliga a un mayor mercado interno para un crecimiento estable. Y el gobierno federal ha hecho lo contrario, contraerlo, con medidas como subir a cada rato los precios de la gasolina, del diesel, del gas, de la electricidad, y también, como reflejo de estos aumentos y en general por ausencia de controles, los precios de los artículos de primera necesidad.
Esta política nos condena a un empeoramiento de la situación económica del país. Ya no se debe usar el precio de los energéticos, que repercuten en muchos otros precios, como un instrumento de recaudación fiscal, no autorizado por el Congreso, que ellos mueven a voluntad, aunque los precios internacionales, por ejemplo del petróleo crudo, estén bajando. Cuando aquí nos planteamos la defensa de la economía popular, no sólo es una bandera social, sino un modo de recuperar el mercado interno y hacer posible la recuperación económica general. Si las exportaciones bajan y no sube el mercado interno, ¿a quién le van a vender los fabricantes?