■ Estreno mundial de su obra Ometeotl
Joven autor llama a superar prejuicios contra la música
Ampliar la imagen José Alberto Sánchez Ortiz, en primer plano Foto: Cortesía Dirección de Música UNAM
Ser compositor en México es una actividad nada sencilla, menos aún cuando apenas se comienza la carrera profesional, sostiene el joven músico hidalguense José Alberto Sánchez Ortiz.
No sólo hay que sortear los prejuicios que existen contra la música contemporánea, explica, sino el malinchismo que prevalece en el país, así como la dificultad para acceder a los intérpretes ante la falta de nombre y prestigio.
Esa es una visión que el creador mantiene no obstante que la suya es una posición un tanto privilegiada, pues a sus 20 años cuenta ya con un premio internacional, el del segundo Concurso de Jóvenes Compositores que convoca la Orquesta Filarmónica de las Américas, cuyo fallo se anunció el mes pasado.
Además de 4 mil dólares, el certamen organizado por la agrupación neoyorquina, fundada y dirigida por la mexicana Alondra de la Parra, incluye el estreno mundial de la obra y su interpretación en otros programas.
Lo primero ya ocurrió el pasado 30 de octubre, en Nueva York, con la presencia del autor. Ahora la Filarmónica de las Américas, como parte de su gira internacional Sin Fronteras 2008, realizará este sábado el estreno en México de esa pieza, titulada Ometeotl.
Con De la Parra en el podio, el concierto tendrá lugar en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria), a las 20 horas, en un programa en el que la partitura de Alberto Sánchez compartirá créditos con Sinfonía India, de Carlos Chávez, Metro Chabacano, de Javier Álvarez, y la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Dvorak.
En entrevista, el joven compositor destaca que si bien el mencionado galardón representa “un gran impulso” para su incipiente carrera, el panorama que debe enfrentar, como ocurre en general con quienes se dedican a esta actividad en el país, es poco favorable, a pesar de que las condiciones han mejorado en relación con lo que ocurría hasta hace dos décadas.
En su opinión, uno de los obstáculos que enfrenta la escritura de música de concierto en México son los prejuicios en contra de esa vertiente no sólo entre el público, sino incluso entre los propios intérpretes y los responsables de programar.
“Lo que hace falta en México es liberarse de prejuicios: no podemos seguir tomando el nombre de música contemporánea como un descalificativo. Debemos tener presente que no toda es igual, hay muchas corrientes, y entre ellas existen varias que pueden ser disfrutadas por diferentes tipos de audiencias.”
En el caso de los jóvenes compositores, señala que la problemática se acentúa porque “prácticamente para lograr renombre uno debe emigrar al extranjero para estudiar una especialidad y hacer carrera, porque si uno permanece en el país, no es tomado en cuenta”.