■ La crisis mundial afectará de manera particular a este sector
Más y mejores políticas públicas para jóvenes, pide la Cepal a gobiernos
Santiago, 13 de noviembre. Los gobiernos latinoamericanos deben desarrollar “más y mejores” políticas públicas para los jóvenes, ante los efectos de la crisis financiera internacional, afirmó hoy el director de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Martin Hopenhayn.
El funcionario dijo que “el desafío (de atender a los jóvenes) se hace más grave en momentos de la presente crisis financiera y económica internacional”.
Hopenhayn, con maestría en filosofía por la Universidad de París VIII, aseguró que la crisis mundial afectará de manera particular a los jóvenes que viven bajo la línea de la pobreza en la región, los cuales superan los 60 millones.
Indicó que el desempleo, una de las consecuencias de la recesión internacional, en particular de Estados Unidos, afecta de mayor manera a la población juvenil, donde la desocupación supera en 2.5 veces al índice general.
“Muchos de los jóvenes, en particular en los sectores medios y pobres, trabajan en puestos precarios, sin derechos sociales ni previsionales, y de cada 100 nuevos contratados, 93 son adultos y sólo siete son jóvenes”, detalló Hopenhayn.
Advirtió que la pobreza abarca muchas carencias, como la falta de ingresos y de recursos productivos suficientes, hambre y malnutrición, mala salud, mayor morbilidad y mortalidad, carencia de vivienda, discriminación y exclusión social.
“Los jóvenes constituyen un eslabón crucial en el círculo vicioso de pobreza y exclusión social, que se perpetúa entre generaciones”, subrayó el funcionario de la Cepal, organismo de Naciones Unidas con sede en la capital chilena.
Recordó que “la pobreza es una limitante para que los jóvenes se conviertan en un actor más audible en la deliberación pública y puedan ejercer con plena propiedad sus derechos”.
En la región, poco más de 35 por ciento de los habitantes de 15 a 29 años de edad están afectados por la pobreza (47.5 millones de personas), mientras 11.4 por ciento viven en la indigencia (11 millones de individuos).