Oficio con olor a muerte
La muerte de Armando Rodríguez ocurrida este jueves en Ciudad Juárez, Chihuahua, es el más reciente de los diez casos de periodistas asesinados en lo que va del año en México, dos de ellos muertos en esa ciudad fronteriza y uno más en la capital del estado.
En febrero de 2008, Francisco Ortiz Monroy, corresponsal de El Diario fue acribillado de ocho balazos por un grupo de sicarios que le disparó desde una camioneta en marcha en el estado de Tamaulipas.
Otro caso es el de las indígenas triqui de Oaxaca, Felícitas Martínez y Teresa Bautista, de la radio comunitaria Voz que rompe el silencio, quienes fueron asesinadas con armas de fuego el 7 de abril de este año
A ellos siguieron Bonifacio Cruz Santiago y su hijo Alfonso Cruz Cruz del semanario El Real, quienes recibieron varios impactos de bala mientras esperaban al síndico procurador de la alcaldía en Chimalhuacán.
También con disparos, pero de metralletas AK-47 fue asesinado Candelario Pérez Pérez, de 32 años, periodista de la revista Sucesos, el 23 de junio en Ciudad Juárez, cuando se dirigía a casa de sus padres en una camioneta.
“El secuestrador vive hasta que el ciudadano quiere” rezaba el cartel que Alejandro Xenón Fonseca colgaba en una avenida de Villahermosa, Tabasco, cuando el locutor de la emisora EXA FM fue ultimado a tiros por desconocidos el 23 de septiembre pasado.
El 10 de octubre, el cuerpo sin vida de Miguel Ángel Villagómez Valle, director del diario Noticias de Michoacán, fue encontrado en un vertedero de basura un día después de su desaparición, El periodista David García Monroy fue asesinado junto con otras 10 personas el jueves 16 de octubre de 2008 por un comando armado que les disparó cuando se encontraba en el interior de un bar, en la ciudad de Chihuahua.
Recientemente La Sociedad Interamericana de Prensa definió a México como el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina y el Caribe, por delante de Colombia, Brasil y tan sólo detrás de Irak en el plano mundial.